Capítulo 3

19 3 0
                                    

Son las 18:10, llevo pensando varios minutos mirando fijamente a un punto. Sigo sin saber qué hacer. Se que hago mal...pero voy a ir. Apago la tele y cierro la puerta. Tomo aire para después soltarlo todo de golpe. Y comienzo a andar, primero los pasos son lentos, luego voy cogiendo velocidad. Vivo en un vecindario y el bosque queda justo delante de mi casa, a unos cuarenta metros. Si te fijas bien, el bosque es frondoso, los árboles son de un color oscuro que cualquiera diría que es negro. Este bosque ocupa una gran parte, no es difícil perderte en él. Mientras más me acercaba, los recuerdos azotaron mi mente...

*Flashback*

Tenía ocho escasos años, una niña inocente, feliz y juguetona. Siempre hacíamos picnics, mi padre, mi madre, Matt y yo. Antes al bosque iba mucha más gente, pero como siempre ocurre, con los años comienza la dejadez de según que cosas o costumbres. Yo me hice mayor y digamos que, mis padres están más ocupados con su trabajo.

- ¡Edgar! - gritaba mi madre- vigila a la niña, no se vaya a perder.

- Tranquila mujer, en todo caso nos perderíamos nosotros, Amy se conoce este sitio como la palma de su mano - le respondió mi padre

Llegamos a una pequeña cabaña de madera, afuera, en el extenso césped, se encontraban una mesa de madera junto a dos bancas. Era enorme, lo recuerdo así, bueno, con ocho años todo me parecía grande. Ese sitio era mágico, la luz entraba por los recovecos de las ramas de los árboles, lo que hacía que el sitio fuera acogedor y que tuviera un encanto que yo adoraba. 

Mi madre estaba terminando de colocar las cosas en la mesa mientras mi padre jugaba con Matt y una pelota. Yo curiosa, decidí de meterme un poco más dentro del bosque, solo por curiosidad. Lo que llama la atención de este bosque es que al tener unos árboles con tanta altitud, nunca tiene la iluminación suficiente como para ver exactamente todo lo que te rodea o por donde pisas, mas, existen algunos sitios exactos en donde la luz ilumina, escasamente. 

*Fin del flashback*

La carta. La carta menciona el pequeño rincón abierto donde la luz del Sol ilumina sin problema alguno, lo que me hace pensar en ese lugar, mi lugar.

*Flashback*

Seguía caminando sin rumbo alguno, mientras andaba, acariciaba con mis manos los troncos de los árboles, miraba hacia sus inmensas e interminables copas, sentía como si tuvieran vida, como si hablaran. La suave brisa revolvía mi desordenado pelo y creaba un ambiente muy agradable, todo era naturaleza, podía imaginar cualquier cosa, sentía como si el bosque fuera solo mío. Y de repente, sin saber como ni por qué, me paré ahí. Algo llamó mi atención, mucha luz, eso no era normal en este bosque. Caminé entre varios árboles, sentía como si ellos me estuviesen abriendo el paso y finalmente, llegué. Todo era más que perfecto, un pequeño trozo, el cual estaba rodeado por toda la abundante vegetación, como es de esperar, pero era curioso, ya que ese trozo tenía iluminación absoluta, todo brillaba, el suelo tenía flores de todos los colores imaginables, era sorprendente y entonces, mi mirada se centró solamente en un balancín que colgaba de una rama gruesa de un árbol. El hermoso balancín estaba hecho de madera y las cuerdas que lo sujetaban estaban decoradas con unas lianas verdes y algunas que otras flores. No dudé y fui corriendo a subirme, no sin antes pararme para tocarlo, era maravilloso, único, era especial, al igual que el bosque.

-¡Amy!¡¿Dónde estás Amy?! - oía gritar a mis padres al unísono

-¡Ah!- hice una mueca mientras tapaba mi boca con las manos. Salí corriendo por dónde había entrado a ese espectacular espacio, no quería que nadie supiera sobre él - ¡Mami, papi!¡Estoy aquí! - les grité.

- ¡¡Amy!! No sabes el susto que nos has dado, imagínate que no te llegamos a encontrar, estarías perdida por aquí, ¡sola! - me decía mi madre toda histérica - Llevamos buscándote media hora, si sumamos la media hora más en la que te fuiste, pensábamos que estabas cerca de la cabaña.

- Lo siento... no lo volveré a hacer, ¡prometido! - lo dije en serio. Parecía mentira que hubiera estado tanto tiempo andando, explorando. Pero me quedé con el camino, tenía buena memoria, y las próximas veces que vinimos, no dudé en ir a ese pequeño sitio, a mi pequeño rincón.

*Fin del Flashback*

Un Rincón Para PensarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora