El supuesto "AMOR"

Capitulo 7

                                                                    Dulce Recuerdo

Los días pasaban volando frente a ellos, sentían como cada vez las cosas iban cambiando.

El comienzo de un hermoso verano que traía consigo millones y millones de nuevas diversiones que Adriana y Michael podrían pasar juntos. La mañana del lunes, el la llamo invitándola a salir pero dudosa Adriana no quiso aceptar ya que todavía se sentía nerviosa cuando se encontraba cerca de Michael, pero no quedaban atrás esos nervios que se convertían en sonrojos , solo querían pasar la mejor tarde juntos y qué lugar mejor que un parque, aquel parque donde el césped fresco hacia refrescar su mirada, donde el cielo se volvía mas azul, un lugar tranquilo donde las flores eran la compañía y las personas eran fantasmas, donde nadie ni nada los pudiera molestar.

Adriana sentía como sus corazón latía cada vez más rápido, sentía los nervios del momento, y no sabía cómo explicar su falta se sensatez y tranquilidad, llegando al parque lo primero que noto era una pequeña casita cerca de un lago, adornada con flores y ramas que caían de los arboles un "lugar de cuento" que quizás no encontraría nunca si Michael no la llevaba a aquel sitio, sus ojos empezaron a brillar con solo pensar de que Michael pudiera preparar todo esto para ella, paso de ser una simple chica que no podía hablar con nadie, la niña nueva del salón a ser una persona completamente diferente que pudiera entender sus sentimientos, y creer que son de Amor. Paso de estar encerrada en su habitación a sonreír con una persona muy importante para ella, definitivamente Michael la había cambiado y salvado de ese pequeño mundo en el que ella estaba viviendo.

La verdad era de que Adriana no hablaba mucho en clase y todo este tiempo solo se sentaba en su asiento a esperar el fin de las clases y el comienzo de un día nuevo, Michael muchas veces no se daba cuenta de ello y terminaba preguntando a cerca de sus amigas o de si saldría con alguna de ellas pero Adriana nunca fue de hacer amigas y desde el principio siempre le pareció raro la razón de que Michael comenzara a hablarle o la razón de que ella pudiera abrirse tan sinceramente a él.

Soñando en su propio mundo, sin poder escapar de el queriendo ser feliz en el futuro como lo era en ese instante, oye una voz llamarla repitiendo su vos dulcemente hasta que reacciona por un momento y se da cuenta de que era Michael tratando de llamar su atención:

- A*dri*a*na*, dice tarareando pero ella solo sonríe y responde:

- Ya llegue a tierra

- Eso espero porque de lo contrario tendría que tirarte al agua; responde jalándola hacia el barandal de la pequeña casa, pero termina diciendo que es una broma y que no se enojara de nuevo.

Mirándose detenidamente entre ellos sus ojos se empezaban a dilatar y lagrimas estaban por caer de los ojos de Adriana, el solo sonrío esperando de que ella devolviera la sonrisa, pero no lo hizo.

-Por que juegas conmigo?; pregunto Adriana desviando la mirada

Michel sorprendido agrando sus ojos y bajo la mirada, balbuceando:

-Supongo que yo fui el que perdió; levanto la cabeza con fuerza y mirando a los ojos de Adriana , la agarro por los hombros fuertemente como no queriéndola soltar nunca, se acerco lenta y detenidamente a su rostro y en aquel momento el no iba a parar, su único objetivo eran los labios de Adriana, unos labios suaves rojizos y delineados, que desde hace mucho tiempo habían sido las difusoras de tantas palabras que el recordaría; no había vuelta tras era ahora o nunca, a un centímetro de tocar sus labios hace una mueca con la boca en forma de sonrisa, pero luego pareciera como si su pequeña sonrisa de felicidad se volviera una llena de tristeza y dolor, llegando a los labios de Adriana un suave rose por parte de ambos, sintiendo como los olores se mezclan y los corazones se unen, una suave brisa se sentía en el aire que hacia mover de una lado a otro la oscura cabellera de Adriana, asiendo que esta sintiera un pequeño escalofrió por todo su cuerpo, haciendo que la calidez de su corazón pasara a Michael; el primer beso que nunca olvidaría había llegado una tarde de verano a la puesta del sol.