1. Descubrimientos sobre una Gryffindor

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Era un día especialmente frío de Octubre en Hogwarts. Nevaba débilmente, obligando a los alumnos del colegio a permanecer dentro del enorme castillo. Pero a Hermione no le importaba mucho, pues como prefecta y Premio Anual que era, debía asistir a innumerables reuniones importantes. Aunque en la que se encontrara ahora mismo, era para la Gryffindor la más inútil de todas ellas. No se discutían los horarios de exámenes, ni las nuevas normas implantadas por la directora McGonagall... era una absurda reunión para organizar la fiesta de Halloween, algo con lo que Hermione no estaba especialmente contenta.

No es que le disgustaran las celebraciones, la verdad es que le encantaba bailar (aunque mucha gente lo ignorara) y divertirse con sus amigos para variar. Pero Hermione simplemente odiaba perder el tiempo en cosas como aquella. Con la de deberes que les habían mandado ya, no podía permitirse gastar su preciado tiempo en eso...aunqueapenas acabaran de empezar el curso.Y es que este año en especial, Hermione se había mentalizado de llevar al día todas las asignaturas. Según había escuchado, los EXTASIS eran muy duros y exigían a todos un nivel altísimo en todas las materias, especialmente si querías dedicarte a la medimagia, como era el caso de la castaña.

-Así que ya está todo resuelto, ¿verdad? Repasemos- dijo ErnieMcMillan, leyendo el pergamino con las tareas de cada uno de los prefectos, que se encontraban sentados alrededor de una larga mesa-Ron y Anthony, vosotros os encargaréis de organizar el banquete; Hannah y Padma elegirán y colocarán los hechizos decorativos; Pansy y yo nos ocuparemos de la música y la animación; mientras que Draco y Hermione serán los encargados de organizar el concurso de disfraces. ¿Todos conformes?

Todos los presentes excepto Hermione, Ron y por supuesto Draco asintieron satisfechos con sus tareas. La castaña no podía creer en la mala suerte que había tenido al tocarle Malfoy como pareja de organización, aunque tal vez cualquiera mejor que Ron. Ambos mantenían una incómoda amistad desde que decidieron dejar aparcada la relación que habían comenzado en plena guerra y apenas se hablaban cuando no estaba ninguno de sus amigos presentes. Todo estaba demasiado reciente, eso pensaba Hermione esperanzada de que la situación mejorara con el tiempo.

Pero Hermione no se quejó, no iba darle el gusto al hurón de saber que no le agradaba la idea de tener que soportarle durante unas cuantas semanas. Y Malfoy, por orgullo, parecía que tampoco iba a negarse a ello. Se mantenía impertérrito, con una expresión impersonal, como si todo lo que hablaban no fuera con él y con los brazos cruzados.

-Muy bien, nos vemos en un par de semanas para ver los avances y discutir posibles inconvenientes.-concluyó Ernie, al que le encantaba llevar la voz cantante en asuntos como aquel. Acto seguido se levantó de la silla, gesto que imitaron los demás y la sala de reunión pronto quedó vacía.

Al atravesar la puerta, las parejas de prefectos se acercaron para decidir cómo iban a organizarse. Hermione vislumbró a Malfoy por delante de toda la multitud, alejándose de todos ellos a paso rápido. La castaña se sintió repentinamente molesta. De acuerdo, ella quería tan poco como él mantener una conversación sobre aquello, pero al fin y al cabo eran prefectos y era su responsabilidad ocuparse de aquello, tanto si les gustara como si no. Así que a Hermione no le quedó más remedio que tragarse el orgullo y comenzó casi a correr para tratar de alcanzar al rubio, el cual prácticamente se encontraba al final del pasillo. Que él fuera un irresponsable a ella no le iba a afectar en su tarea, por muy tonta que fuera.

-Malfoy, ¿podrías parar de andar un momento?-le llamó Hermione casi sin aliento, unos metros por detrás del Slytherin. Éste paró, pero ni siquiera se dignó a girarse y se limitó a esperar a que la castaña llegara a su altura.

-¿Y bien? ¿Qué quieres, Granger?-preguntó con su habitual arrastramiento de palabras, arqueando sus claras cejas.

Hermione se puso algo nerviosa al quedar frente a él. Era la primera vez que hablaba con Malfoy desde la guerra, a pesar de que ese año compartían la torre de los Premios Anuales. Las pocas veces que se habían cruzado en el salón común que compartían ambos se limitaban a actuar como si el otro no existiera. Ni siquiera aguantaban la mirada más de dos segundos, total, ¿qué iban a decirse? Ya ni siquiera tenía sentido que Draco se metiera con ella por sus antiguos prejuicios, todo había quedado atrás desde la muerte de Voldemort. Así pues, entablar algún tipo de conversación con Malfoyera mucho más extraño e incómodo de lo que podría haber sido en el pasado, cuando al menos interactuaban de alguna forma.

3 Semanas para HalloweenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora