3 Semanas para Halloween

3. Una entretenida clase de pociones

Ginny contemplaba a su amiga con la boca medio abierta, en una mezcla de fascinación y sorpresa, consecuencia del relato que la castaña había hecho sobre el encuentro con los dos Slytherin.

-Hermione, ¿no es evidente? ¡Están interesados en ti!- dijo finalmente la pelirroja entusiasmada, agitando los brazos efusivamente. Hermione le dirigió una mirada llena de escepticismo como respuesta.

-Sólo piénsalo lógicamente... De la noche a la mañana dos amigos de Malfoy, miembros de la casa Slytherin y de familias mortífagas se presentan ante mí con intenciones... amistosas- repuso la castaña, dudando al recordar las no muy claras maneras que había tenido Blaise de acercarse a ella- Es demasiado raro, Ginny.

-No es nada raro- negó rotundamente ésta- Este año estás espléndida, es normal que se hayan fijado en ti. Deberías creértelo más.

Hermione rodó los ojos, a veces su amiga era incluso más testaruda que ella misma. ¿Es que estaba ciega? Era imposible que se fijaran en ella justamente los mejores amigos de DracoMalfoy, era como pensar que Pansy Parkinson estaba loquita por Neville.

-Lo mires por donde lo mires, es extraño que precisamente se hayan fijado en mí- dijo Hermione de forma tajante- Soy la heroína de la guerra, ¿recuerdas? Mejor amiga de Harry Potter y por si fuera poco miembro de la casa Gryffindor... Es decir, la antítesis de lo que ellos buscarían en una chica. Es imposible que estén interesados, y menos de esa manera.

Ginny se levantó súbitamente de la cama de Hermione con expresión triunfante.

-¡Eso es! Tal vez busquen un poco de redención, Hermione. ¡Deben sentirse culpables porque se les relacione constantemente con los mortífagos!

-O simplemente busquen limpiar su nombre de alguna forma.-opinó Hermione pensativa. Aunque la mente de Ginny trabajara de forma sumamente retorcida, aquello aún podía tener algún tipo de sentido si se miraba desde la perspectiva adecuada.

-Bueno, sea como sea Hermione, tanto Zabini como Nott son unos chicos bastante atractivos....-dijo la pelirroja con una sonrisa maliciosa- Mientras averiguas sus intenciones podrías intentar divertirte un poco, ¿no crees?

La castaña se rió con ganas y se echó para atrás, sin tomarse las palabras de su amiga en serio. Porque no podía hablar en serio, ¿verdad? Al ver la expresión del rostro de la pelirroja, que fruncía el ceño, la sonrisa de Hermione se desvaneció por completo y comprendió que Ginny no bromeaba en absoluto.

-Estás loca si crees que...-murmuró la castaña, sobrecogida por el rumbo que estaba tomando aquella conversación.

-Vamos Hermione-le interrumpió Ginny, sentándose de nuevo a su lado y mirándola alentadoramente- Tienes diecisiete años y apenas has pasado de los besitos, tanto con Krum como con mi hermano.

Hermione quiso protestar, pues en su opinión eso no era verdad. Es cierto que con Viktor no se había dado nada más que unos cuantos besos inocentes, a pesar de que el búlgaro lo había intentando todo para pasar a segunda base. Pero ese verano que había estado con Ron, además de algunos encuentros apasionados, el pelirrojo le había tocado los pechos alguna que otra vez...por fuera de la ropa, claro está. Obviamente Hermione no le había permitido llegar más allá, pero algo era algo, ¿no? A quien quería engañar, su vida amorosa/sexual era tan reducida como el estómago de un mosquito.

-¡Es hora de que te diviertas y de que experimentes!-continuó la pelirroja, cada vez más enérgica, intentando transmitir su entusiasmo a Hermione- Ya no vas a volver a Hogwarts, Hermione. No vas a volver a estar rodeada de jóvenes despreocupados y con las hormonas a flor de piel, ni disfrutar de la libertad que tenemos aquí. Hazme caso, déjate llevar un poquito y piensa por una vez en algo más que en los exámenes, por Merlín...Que la vida es más que trabajo.