Siempre tuya

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Querido Mateo:

Sé que te debo muchas explicaciones, sé que debes estar odiandome por causarte este dolor. Pero debes saber que cada historia tiene dos versiones, y quizá no quieras escuchar la mía, por eso mejor escribo esta carta. Si la rompes o la lees no estaré allí para verlo, prefiero fantasear con la imagen tuya leyendo y comprendiedo lo que te escribí. En primer lugar, quiero pedirte perdón, creeme, no fue fácil tomar esta decisión, no era mi elección, era mi deber. Quizás algo de razón debe tener esa frase "Amar es más difícil que matar", suena algo exagerada pero creo que puedo aplicarla a la situación. Duros fueron los días en los que de la nada te enojabas por mi extraña actitud, por mis horas tan cambiantes de llegada y por mis pocas ganas de salir o estar encerrada. Me llamabas bipolar, te ibas de la casa y llegabas al anochecer, aunque admito que nunca llegaste tarde a la hora de dormir. No fallaste en nada pues desde el comienzo fuiste y serás mi mejor elección. Varias veces desde que me confesaste ese amor tan inmenso que sentías por mi, me compartiste un pensamiento. Recuerdo que me dijiste: "Si tubiera la oportunidad de escoger un poder, desearía el de leer la mente humana. No es que quiera saber lo que piensan los demás, ya que las personas son fáciles de comprender, al parecer las puedo leer, pero tu eres diferente, por más que lo intente no puedo decifrar lo que estas pensando". Siempre te dije la verdad, a tu lado solo pensaba en lo mucho que te amaba, en lo afortunada que me sentía teniéndote y en lo triste que estaría si te perdía. Mateo, no mentí, nunca te engañé, porque sé que creías que yo había encontrado en otro lugar el amor, pero no, tú serás por siempre MI TODO. Igual confesando esto no resuelvo nada, son vagas mis palabras que para ti no tienen pruebas para ser sustentadas. Pues bien, hace dos años comencé a tener síntomas de pérdida de memoria, no podía creerlo, perder la memoria era el comienzo del final para mi vida. Perderme significa perderte, porque obviamente no sabría valerme por mi misma y no quería para ti esa vida en la que yo figuraba una carga para ti. Por eso me encerré, me sentía deprimida, me encontraba en un gran laberinto sin opciones de salidas. Eran inevitables mis cambios de humores, mis llantos, mis enojos. Me preguntaba ¿porque me pasó esto a mi? ¿Qué mal hice mecer una enfermedad así? No te niego que busqué todo tipo de alternativas y pastillas, pero cuando algo se apodera de tu cuerpo no hay forma de parar el mal que te está creando. Si hasta el momento continúas leyendo esta carta quiero que sepas que fuiste mi más bonito recuerdo, que quizá esté contándole a las enfermeras una y otra vez la historia de cómo te las ingeniaste para por primera vez invitarme a salir de una forma diferente a la de amigos. Además de como sufriste en silencio dos años, al verme con ese chico al que tanto rencor le guardas. También, sé que hablaré de aquella vez cuando Violeta mi mejor amiga (y tu cómplice), sin ningún pudor dijo delante de todos nuestros amigo en la cafetería que tú y yo estábamos destinados a estar juntos. Ella no mentía, siempre te amé, muy en el fondo lo sabía, pero era muy tonta para admitirlo y darme cuenta que eras más que mi mejor amigo. Nunca olvidaré los sacrificios que hiciste por mi, tus atenciones, tu paciencia al escucharme hablar o quejarme (y sé que hablo mucho). Todas las veces que preferías ver películas de miedo aunque no fueran tus favoritas. Te confieso que nunca las veía, porque me daban terror pero, era una buena excusa para que me abrazaras además de que, ver tu cara tan blanca me parecía de lo más divertido. Lo planeé todo Mateo, estos últimos meses me dediqué a buscar un lugar para vivir lo que me queda tranquila, no creo en las cargas ajenas, y no quiero ser una para ti. Si el caso fuera al revés y claro está jamás en la vida desearía esto para ti, con todo mi amor te cuidaría, pero no puedo hacernos esto. No pienses que estoy siendo egoísta, solo estoy haciendo lo que dicta mi corazón. Además no quería que tus últimos recuerdos de mi fueran tan tristes, prefiero que me odies recordando lo bella que fue nuestra corta historia. Si me has perdonado o me odias más, si tu rabia no cabe en el que fue nuestro hogar te pido que me vuelvas a perdonar. Yo estaré recordandote el tiempo que me quede de vida, repitiendo aquella historia tan hermosa de amor en la que me tocó ser la protagonista. Soñando con tus besos y tus caricias, llorando porque ya nunca a tu lado voy a estar. Eres mi recuerdo, del que probablemente ya no me acuerdo (No hay forma de saberlo). No me busques, no me encontrarás. Esta vez hize el plan perfecto, ese en el que tu astuta e ingeniosa mente no tienen posibilidades de ganar. Quiero que vivas por los dos, que aprecies la belleza de cada momento, que cada segundo sea importante para ti. Disfruta el día a día. Ten una hermosa familia, llena de amor, como hubiese querido tenerla yo junto a ti. ¡Ama, ama mucho! Y nunca olvides, por más triste que estés, por más solo que te sientas, que en algún lugar hay una persona que te ama y te desea lo mejor. Quizá ya no necesites super poderes, ahora sabes lo que siempre está en mi mente.

Te amo Mateo.

PD.
Nunca imaginé que se podría amar así...

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