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One Shot | AU (Alternative Universe) | Wanda/Pietro Maximoff | Incesto leve.(?)

Ella ya no lo necesitaba... O eso quería pensar él.

Había veces en las que ella ponía más atención a su tonto celular, que a las 'profundas' conversaciones que ambos tenían de vez en cuando.

Su despistada mente se había dado cuenta de esto hace apenas un par de días, pero seguramente había comenzado desde hace tiempo atrás. Nunca lo notó, y tampoco estaba convencido de haberlo querido notar.

¿Ellos dos aún se querían, no?

Una respuesta negativa haría que todo su mundo se derrumbara por completo.

Porque ella ya no lo necesitaba, y eso era lo peor de todo.

De simples jeans en color negro, pasó a faldas y vestidos lo suficientemente cortos para que cualquiera pudiera fijarse en sus piernas, aunque no lo suficiente para ser llamados 'vulgares'.

Ahora su labial era rojo. Espera... ¿Ella usaba labial antes?

Fijo su mirada en ella mientras bajaba las escaleras, a esperar a quién sería su tercera cita en un mes. Mismo chico, mismo patán.

¿Por qué tenía que ser así de perfecta? Su cabello castaño semi-ondulado, ojos verdes, ese maldito labial rojo de nuevo.

Y su ropa, oh Dios, su ropa.

Era un lindo vestido negro, claro, pero estaba seguro de que ese maldito pedazo de tela se vería muchísimo mejor en el suelo, que puesto en ella. Desprendía un aroma a fresas y flores difícil de olvidar, sabía lo que era. La combinación de su perfume y su shampoo.

Una vez más, ella no lo necesitaba. Mucho menos para ser feliz.

El timbre sonó, y él se levando del sofá para abrir, solo para mirar al chico fuera de su casa de pies a cabeza.

–Ella estará aquí en un minuto.

Y después cerró la puerta frente a él, haciendo un ruidoso estruendo. Regresando a su lugar en el sofá

–¿Quién era? –La voz salía desde la cocina, escuchándose perfectamente en la sala.

–Oh ya sabes, el chico con el que piensas acostarte esta noche.

Miraba fijamente a la televisión, hasta que alguien se interpuso. Allí estaba ella, frente a él, con una cara que decía perfectamente que estaba molesta, sus mejillas estaban ruborizadas, y tenía ambos brazos cruzados apoyándose en su pecho.

–¿Cuál es tu maldito problema? Todo el día has estado evitándome, y cuando me diriges la palabra es solamente para decirme esa clase de cosas. –Dijo en un tono fuerte, casi gritando. Y sus ojos comenzaban a ponerse llorosos.

Por un momento se sintió mal, estaba hermosa esta noche. Hacerla llorar solo echaría todo a perder.

–¿Me dirás por qué estas así? –Ella aún lo seguía mirando, y como todo un cobarde solo se fue de la habitación evitando la pregunta de la chica.

Estaba celoso ¿Era tan difícil de entender?

Ellos nunca saldrían en una cita como los demás, nunca se pondría vestidos pensando en él.

Se encerró en su cuarto, buscando algo que pudiera distraerlo en todas esas horas de tortura, aun teniendo en mente el doloroso comentario que había hecho antes en la sala.

"El chico con el que piensas acostarte esta noche"

Tal vez era cierto, o tal vez estaba exagerando las cosas, tan solo tenían un mes de estar saliendo. Una relación no podía avanzar tan rápido ¿O sí?

–¡Clint! Gracias por venir. –Escuchó aun estando en el segundo piso de la casa.

Él se colocó sus audífonos, una lista de reproducción cualquiera y se recostó en su cama hasta quedar profundamente dormido.

De pequeños habían dormido abrazados tantas veces, compartido secretos y experiencias.

La primera vez que ella le dijo "Te amo". No sabía a qué forma de amor se refería, pero aun así, dio comienzo a una larga lista de cosas que muy en el fondo, por más bien que esa clase de afecto se sintiera, estaba mal.

Porque conocía todo de ella. Sus debilidades, gustos, disgustos. Cada expresión que tenía cuando no estaba de acuerdo con algo. Cuando se enojaba, o cuando tenía un problema, por más mínimo e insignificante que fuera.

Ella ya no lo necesitaba, tenía 19 años, ya podía cuidar de sí misma. Ahora podía comprender la gravedad de lo que habían hecho. Y algo le decía que eso no podía ser olvidado, pero tenía de dejarlo atrás.

Porque ella no era suya.

Porque nunca lo sería.

Porque era prohibida.

Porque era su hermana.

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