Capítulo 1

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- ¿Qué? - Le preguntó con tono incrédulo, Mana alzó su cansada vista del suelo a Ater, sentía el pecho arder y el corazón volar.

- Quedate conmigo para siempre - Le dijo, Ater la miró con los ojos llenos de impresión.

- ¡Estas loca! ¡Deliras! - Gritó Ater sin poder creer lo que le estaba pidiendo.

- Quédate conmigo, protégeme, has que me calme cuando me altere, evita que los fantasmas me sigan, ayúdame cuando te lo pida y nunca de los nuncas me dejes sola - Le dijo sin pizca de vacilación.

- ¡Me estás pidiendo ser mi amo! - Afirmó Ater - ¡No sabes lo que haces!

- ¿Amo? - Dijo Mana - Eso suena mejor - Sonrió de medio lado - Ater Daemon, desde hoy y hasta que yo diga lo contrario eres mi siervo y estás condenado a servirme en cuerpo y alma, estarás atado a mi por el resto de la eternidad - Afirmó, Ater sintió como el pánico y la ira lo llenaban, esa patética chica humana se había pasado de lista.

- ¡Eres una perra maldita! - Gritó Ater poníendose de pie dispuesto a arrancarle la cabeza a Mana y lo hubiera hecho a no ser porque Mana pensó rápido.

- Por cierto, como tu ama tengo ciertas reglas, nada de matar - Dijo, Ater sintió como cada centímetro de su cuerpo se ponía rígido, no podía moverse, Mana lo había atrapado.

- ¿Qué clase de criatura malvada y astuta eres? - Preguntó observando la pequeña sonrisa de Mana.

- ¿Yo? yo solo soy una chica de prepratoria, de tercer año, pero claro, un poderoso demonio como tú no lo entendería - Dijo Mana.

- ¡Eres una tramposa! - Gritó Ater abandonando su intención asesina para poder moverse, debía haber una forma de romper el contrato.

- Bien, en cuanto a reglas, creo que escogeré diez por ahora - Dijo Mana - Como y dije, la primera y primordial, no matarás - De la nada un largo pergamino apareció flotando entre los dos y con una perfecta caligrafía escarlata apareció "No mataré".

- ¡Bien! - Se quejó Ater - Debes ser razonable, ¿Qué pasa si me atacan? ¿Pretendes que no me defienda?

- No comas ansias - Se burló Mana - Segunda regla, protégeme - Dijo, y al instante apareció en el pergamino "Protegeré a Mana" - soy tu primera prioridad ante todo, debes mantenerme viva y a salvo a cualquier costo, debes protegerme de todo y de todos, incluso de ti y de mi misma - Le explicó con voz firme, el pergamino se modificó y escribió "Protegeré y mantendré a salvo a Mana ante todo, incluso ña protegeré de mi o de ella misma".

- ¡Bien! - Replicó Ater - Pero entonces debo poder matar ¿Qué pasa si te atacan?

- Tercera regla - Dijo Mana ignorando las quejas de Ater - Protégete, no hagas nada innecesario o que pueda causarte daño, a menos claro que sea por protegerme, esa es tu segunda prioridad, en resumen, lo que sea que hagas hazlo con el menor daño a posible a ti, de manera eficiente - En el pergamino apareció la frase: "Me protegeré de manera eficiente y como segunda prioridad".

- ¿Qué? ¡No necesito protegerme! ¡Soy inmortal! - Se quejó.

- No me gustan los juguetes dañados - Lo picó Mana Ater estuvo a punto de maldecirla pero Mana continuó hablando - Cuarta regla, mis órdenes son absolutas - Dijo - Solo pueden ser anuladas si me causan daño - Dijo.

- ¿Cómo diablos se supone que esa regla funcione?

- Es sencillo, si te ordeno algo como: "Quédate en casa" pero tú notas que estoy en peligro la orden no solo es anulada, sino que será remplazada a la orden más conveniente para mi seguridad, como: "Sálvame" - En el pergamino apareció: "Obedeceré a Mana en todo y solo desobedeceré en caso de emergencia" - Quinta regla - Prosiguió Mana sin darle tiempo de analizar nada - No puedes usar ningún tipo de poder o habilidad en mi o en cualquiera que un humano común y corriente no poseería, a menos que sea una emergencia, o para calmarme - Dijo, en el pergamino apareció: "No usaré mis habilidades en Mana ni en ningún otro en beneficio propio, solo las usaré para el beneficio de Mana".

Más allá del limite.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora