Capítulo 2

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Mana abrió los ojos con lentitud, por un momento creyó que todo lo que le había sucedido era un sueño, pero, cuando se sentó con lentitud y se encontró vestida con su camisón y con los penetrantes ojos rojos del pálido hombre con cuernos sentado frente a su cama le quedó muy claro que no era así.

- Dormiste demasiado - Le reclamó Ater sin moverse un ápice.

- Estaba cansada - Se limitó a contestar Mana mientras se ponía de pie, se tambaleó un poco, Ater la sostuvo.

- No te levantes tan pronto, hacer un contrato no es cualquier cosa - Le dijo, Mana tuvo el instinto de alejarse cuando las heladas manos de Ater se posaron sobre la piel de su espalda y brazos desnudos.

- ¿Por qué estás siempre tan frio? - Le preguntó con curiosidad mientras Ater trataba de obligarla a volver a la cama.

- Porque soy un demonio de hielo - Contesto con desinterés - Ahora vuelve a la cama antes de que te mueras.

- ¿Tú me cambiaste de ropa? - Preguntó Mana.

- Si - Respondió - Metete a la cama ahora, se supone que no debes moverte - Le ordenó empujándola por los hombros, Mana por fin cedió y se acostó en la cama, Ater tomó la manta y la cubrió con cuidado y luego verificó que el vendaje de la muñeca de Mana siguiera seco, Mana observó con detenimiento cada movimiento de Ater.

- Pareces mucho más dispuesto a cumplir el trato ¿Ocurrió algo? ¿Se te pasaron las ganas de querer matarme? - Le preguntó Mana extrañada.

- Claro que no, aun quiero matarte, no sabes las ganas que tengo, pero no soy estúpido, no quiero volver al árbol, y patético o no es mejor estar atado a ti que a ese maldito árbol - Le aclaró.

- Te resignaste entonces - Afirmó Mana mientras Ater volvió a sentarse.

- Puedes tomarlo como quieras, me tiene sin cuidado - Dijo con indiferencia - Lo único que me importa ahora es mantenerte con vida, pero eso será un gran problema ¿sabes? Ese contrato implica que me alimento de ti, pero eres una humana, tienes muy poca energía espiritual, no puedo alimentarme de ti mucho tiempo, hay que encontrar una forma de restaurar y aumentar tu energía espiritual, y hay que hacerlo pronto, por ahora me he limitado a alimentarme de mi propio poder espiritual, que lo creas o no es muy grande, pero, la desventaja de esto es que entre más poder espiritual posea más difícil me será alimentarme.

- Suena complicado - Dijo Mana mirando al techo.

- Lo es - Afirmó Ater - Por lo pronto tenemos un par de semanas, claro, siempre y cuando no surja algo que me obligue a usar magia, entonces si estaremos en problemas.

- Estaremos - Repitió Mana.

- Si, los dos, ¿No has entendido que esto va a matarte si no logro hacer algo? - Le dijo.

- Si, lo sé, pero no es que morirme sea un problema para mí - Dijo Mana.

- ¿Qué? Creí que me habías engatusado para que te hiciera inmortal y así poder vivir por siempre, ¿Ahora dices que te quieres morir? - Dijo Ater incrédulo, la locura de Mana lo dejaba completamente confundido.

- No es que quiera morirme tampoco - Dijo Mana.

- ¿Quieres ser inmortal entonces? - Preguntó Ater, pero fue más una afirmación.

- No es que quiera ser inmortal tampoco - Dijo Mana.

- ¿Entonces no quieres ser inmortal? - Dijo cada vez más confuso.

- No es que me moleste serlo - Respondió Mana con tranquilidad.

- ¡¿Qué demonios sucede contigo?! ¡¿Por qué hiciste esto?! - Gritó exasperado, Mana desvió la vista del techo a Ater y le dirigió una mirada tan cargada de dolor que ni el cruel demonio podía quedarse indiferente.

Más allá del limite.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora