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Un folio en blanco. No sé qué escribir, que poner. Tenía pensado mandar esta carta desde hacía mucho tiempo, pero aun así no me salen las palabras.

Tengo muy claro lo que siento, pero no puedo pasarlo al papel, no sé expresarlo con palabras. Solo puedo decir que tengo muchos sentimientos en la cabeza y no sabría cómo explicarlos.

¿Qué hago? Necesito decirle todo, no soy capaz de ocultarle nada. No sería mentir, pero igualmente va en contra de mí, y más con la persona de la que estoy enamorada.

No hace mucho que le conozco, pero confío en él y tengo que decírselo. Además dicen que la confianza es la base de las parejas. Pero sería más fácil si estuviera aquí conmigo todos los días. Pero no... se lo tengo que decir por escrito, con una carta.

Estoy a punto de escribir la primera palabra y entra mi hermano sin llamar (nada extraño en él). Me enfado y me pongo a gritar que me deje en paz y que si entra que pida permiso.

Y entonces, pronuncia esas palabras que llevo tres años esperando escuchar: "Acaban de llamar del hospital, papá ha salido del coma"

Me quedo en estado de shock, mirándole, como caen las lágrimas de felicidades por su rostro. Me da un mareo y me siento en la cama. Empiezo a abrazar a Danniel como nunca antes le había abrazado, secándome las lágrimas en su hombro, mojando el jersey que le hizo la abuela justo antes de que mi padre entrara en coma.

Bajamos los dos corriendo y nos topamos con mi madre ojerosa y con lágrimas en los ojos. Está con el abrigo dispuesta a ir a ver a mi padre. Cogemos un taxi y le decimos la dirección del hospital.

Durante el trayecto pienso. Pienso en que voy a volver a ver a mi padre reír, contar esos chistes tan malos que contaba pero que aun así nos hacían reír. Me acuerdo que cuando de pequeña íbamos al parque, siempre me compraba un helado y él se cogía su café con vainilla. Todos le conocían, todos le querían. Bueno, y siguen haciéndolo. Tengo muchísimas ganas de verle.

Llegamos y nos llevan a la habitación de papá, aunque nos sabemos el camino de sobra, vamos todos los días o casi todos a visitarle. Entramos todos y nos damos un abrazo familiar. Estamos un rato con él sin parar de llorar y abrazándole todo el tiempo. Tras unos minutos nos comunican que está estable y que en dos días le dan el alta.

Me voy a la cafetería del hospital con mi hermano y comemos algo. Al salir me choco con una chica más o menos de mi edad. La miro a los ojos, ella me mira y se despide con una sonrisa. No sé por qué pero me suena de algo. Lo dejo pasar y me voy con mi hermano a la habitación otra vez. Nos despedimos de mi padre y nos vamos a casa.

...

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Querida pluma.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora