Capítulo 3

16 0 0
                                    

*Tu llegaste justo cuando menos lo esperaba,


Lo llamaban azar.


Y te fuiste sin decirme ni siquiera adiós,


Pero hoy te doy las gracias.


Me di cuenta que sin ti no podía soy un nadie,


No era nadie amor no.


Si me faltas tú mi amor, ¿porqué vivir?


Sólo un motivo... *


- Charlott, te estoy hablando - dice mi mamá.


- Perdón, estaba escuchando música.


- Todo el día estás con esa cosa en las orejas - dijo apuntando mis audifonos.


- Qué tiene?


- Ordena las cajas, hay que tener todo listo para mañana.


- Si.. mañana... - dije triste




****


- ¡¡Charlott!! - gritó mi mamá desde el camión de mudanza - ¡trae lo que queda por favor!


- ¡Ya! - tomo la caja con los platos y me acerco a la puerta, doy la vuelta y veo por última vez la casa en la que viví toda mi vida. Verifico que no quede nada y me voy - Ya mamá, está todo en el camión, esto era lo último.


- Ah... - dio un suspiro - Bien... creo que ya es hora de irnos... - se tapó la boca y unas lágrima calleron por su mejilla - niños, despidanse... - dijo mirando a nuestros vecinos mientras muchas de ellas al igual que mi mamá lloraban - Muchas, muchas gracias, por todo los años que fuimos vecinos - abrazó a la vecina de enfrente y lloraron juntas - Adiós Miriam, muchas gracias por los años que cuidaste a mis niños, las veces que cuidaste la casa, muchas gracias por... por ser mi amiga - dijo explotando en llanto.


- Cuidate Sandrita, que les valla muy bien en su nueva vida allá, espero que su vida mejore - abrazó a mi mamá.


Luego mi mamá se fue despidiendo de cada uno de los vecinos. Luego nosotros nos fuimos despidiendo de los vecinos y cuando ya acabamos, los cuatro miramos a la casa por última vez y nos subimos al auto, mientras el camión iva avanzando adelante.


Por la ventana trasera del auto, los tres nos despedimos de los vecino, mientras mi mamá tocaba la bocina.


Cuando recién llevábamos 2 minutos de la salida de la villa, mi mamá comenzó a llorar, y con ella yo, y con nosotras mi hermano. Paramos el auto para que mi mamá se calmara. Después de media hora llorando y tratando de calmarnos, comenzamos a andar hacia nuestra nueva casa, nuestra nueva ciudad, nuestra nueva vida, nuestra nueva aventura...

InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora