Tras ocho horas de viaje, estábamos entrando al pueblo en el que comenzaremos a vivir.
"Bienvenido a Perquenco" leía en el letrero de la carretera. Llegamos, al fin llegamos...
- Mamá... - dije y ella me miró, ambas sonreímos y miramos el letrero, luego nos miramos y ambas inalmos aire...
- Aaaahhhh!!!!! - gritamos, y con ese grito dejamos atrás todos nuestros problemas, todas nuestras penas como familia, todas nuestras metas serán cumplidas desde ahora; con ese grito, marcamos una línea, entre nuestra antigua vida y nuestra aventura como familia, nuestro nuevo comienzo.
- Mamá! , aquí es! - le dijo mi hermano, al ver el cartel de "Reducción", un cartel que había visto desde que tengo memoria, pero siempre era por las vacaciones y que ahora, será para siempre mi hogar.
- Si - dijo mi mamá con una sonrisa de oreja a oreja - Aquí es nuestra casa desde ahora.
Mis hermanos saltaban de un lado a otro del auto, mirando por las ventanas el paisaje que nos esperaba desde ahora, para siempre. Era verano, y a cada lado de la calle de tierra habían grandes hectáreas sembradas de trigo y avena. También, muchos tenían ovejas y cerdos. Al llegar al puente que había ahí, miramos a ambos lados del auto, para ver el río que pasaba; por primera vez no le tomamos fotos a éste río, ¿porqué? , porque ahora lo veremos cuando queramos.
Comenzamos a andar, pasamos muchas siembras, pasamos la cede de la reducción, seguimos andando, doblamos en un "pasaje" como le digo yo, y comenzamos a andar.
- Al fin... - digo mirando la casa
- Llegamoooosss!!! - gritó mi mamá al quedar afuera de la casa
- LLEGAMOOOOSSS!!!! - la seguimos con mis hermanos.
Luego miro a la casa, ésta no era de nosotros, aquí vive mi abuela Eloisa y mi abuelo Daniel; nosotros viviremos con ellos, aproximadamente un año, mientras construyen nuestra casa en el terreno de al lado.
- Armando!, llegaron!, llegaron! - salió mi abuela gritando y moviendo los brazos, nos abrió el portón y entramos, mi mamá estacionó el auto, mientras nosotros abrazabamos a nuestros abuelos. Ellos ya llevaban dos años viviendo aquí y desde el invierno no los veíamos.
- Mamá! - gritó mi mamá llorando
- Hija!, ¿Cómo está mi niña? - le dijo mi abuela a mi mamá.
Ambas comenzaron a llorar, y bueno... yo me uní a ellas...
Después de un rato afuera hablando sobre el viaje y sobre donde se quedaría el camión de mudanza y donde dejaríamos todas nuestras cosas, entramos a la casa. Fuimos a la cocina a comer algo.
- Sabía que iban a venir aburridos de comer dulces y chatarra en el viaje, así que les hice una rica cazuela de pollo.
- Que rico - dije tomando la cuchara y probando esta rica sorpresa de mi abuela - mm... está muy rico abue.
- Si, abuelita, ¿es de pollo de aquí del campo? - preguntó mi hermana Génesis.
- No, es de pollo de pueblo, como a ti no te gusta, entonces compré uno - cuando dijo eso nos guiñó un ojo.
- El viaje fue super largo - le dijo mi mamá a mi abuela - Un chofer de un camión iva durmiendo y cuando lo vi le toqué la bocina para que despertara, capaz que nos chocaran...
- Pero hija por dios - mi abuela y sus frases - menos mal que llegaron bien...
- Si - dijo mi mamá
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Inesperado
RomansaCharlott Thompson es una chica de 14 años, que junto a su familia se cambia de ciudad, en donde todo será nuevo, la casa, la escuela y los amigos.... Ella es de las que no creen en el amor, pero llega alguien inesperado, el que la hará sentir cosas...