Pool table 2.

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—¿Jugamos?

HyukJae escuchó una semana después de aquel último acontecimiento entre ambos, le sorprendió un poco que, después de no hacer ninguna referencia a ese tema, el más alto se hallara recargado contra la mesa de billar, sólo en bóxer y con un palo de billar en una de sus manos, jugando distraídamente con él.

—¿Sabe, hyung? Existen muchas formas divertidas de jugar esto... Podría enseñarte, y te aseguro, lo disfrutarás... ¿Qué dices?

Pasó saliva, su mirada recorría aquel torso que, si bien no era el mejor de todos, le provocaba demasiadas cosas insanas a su mente perversa. Sacudió su cabeza, deseando borrar esas imágenes y volver a huir tan cobardemente como lo había hecho la primera vez.

Se apegó a la puerta en cuanto KyuHyun se acercó lo suficiente para quedar frente suyo, rodeando casi cuidadosamente su cintura con ambos brazos, enterrando su cara en su cuello, respirando de forma pausada sobre su oído, provocándole una serie de estremecimientos que no podía describir, más sólo, el más fuerte de ellos era un enorme deseo de sentirle dentro suyo.

—Podríamos jugar... una apuesta... Me he quitado la mayor parte de las prendas para no hacerte todo tan difícil, pero si aún, con esta ventaja que te doy, logro que quedes desnudo, harás lo que te pida.

—¿Y si logro ganar? Estoy seguro, que con tanta ventaja... te haré perder.

—No existe posibilidad de que ganes, HyukJae... ni con esta ventaja... yo siempre gano.

Podía mirar la sonrisa del menor totalmente burlona, a pesar de que el joven aún no mostraba su cara, su mente tenía bien grabada esa sonrisa, tanto que la imaginaba. Sacándole de su letargo, sintió las palmas del joven tomarle de su trasero, atrapando aquellos globos con fuerza, encajando sus uñas a través del pantalón roto de mezclilla que llevaba. Ahogó un gemido en su hombro, mordiendo el mismo sin intención real de hacerlo.

—Además, si pierdo, estoy seguro que harás lo que pida, sin que tenga que decirlo realmente. Incluso rogarás, porque lo haga.

Le odiaba, le odiaba demasiado. Aquellas palabras habían sido dichas mientras las traviesas manos en sus glúteos pasaban por debajo de su ropa, tocando de forma directa su piel, hurgando entre la línea divisora de sus glúteos, tentando su entrada apenas la encontró, bordeando con la yema de su índice, volviéndole loco con tan poco. Su cuerpo temblaba, y estaba a nada de olvidarse del reto y pedir, efectivamente que le follara contra esa puerta sin siquiera jugar.

Pero al parecer, KyuHyun tenía otros planes, y le dejaba en paz para alejarse unos cuantos pasos. Podía observar el bulto bajo el bóxer, pero también podía notar la determinación a humillarle de nuevo en su propio juego. El Cho era demasiado rencoroso a veces.

—Jugaré porque me estás retando, pero debes saber que gane o pierda, tendré lo que deseé desde hace mucho, y eso, técnicamente, me hace ganarte desde que te dejé con las ganas la semana pasada.

Sonrió, tomando el taco que le había llevado el más alto, dirigiéndose a la mesa de billar, donde ya estaba todo acomodado para empezar, sólo debía dar el primer tiro.

Supo entonces, que el billar no era lo suyo.

Jadeó, sosteniendo fuertemente el borde de la mesa mientras era empotrado sobre la misma, prácticamente se hallaba recostado de boca sobre la mesa, el problema era que el mejor tenía total control sobre él.

Como era de esperarse, HyukJae, ni con toda la ventaja que le había dado KyuHyun había podido ganar, había terminado desnudo antes que el menor, lo que fue suficiente para que el chico, sin decir ninguna palabra le empujara hasta quedar en esa posición. Sintió perfectamente la erección del más alto frotarse sobre su trasero, mientras sus dedos se entretenían con sus pezones.

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