Volví a hacerlo, no quería, pero no tuve opción. Se volvió de una necesidad, a algo adictivo.
Antes eran pequeñas cosas, como el fierro de los afilalápices o una pequeña cuchilla de afeitar. Pero pronto se volvieron cuchillas, navajas, tijeras y cuchillos.
Antes eran pequeños y poco profundos cortes en mi muñeca, pero sin darme cuenta acabó siendo un río de sangre que brotaban de mis brazos y piernas. Era algo necesario en mi, como el alcóholico que no podía separarse del alcohol o el drogadicto que no se puede alejar de la heroína.
Ya no había vuelta atrás, había cavado mi propia tumba, me había sentenciado a muerte.
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Mi vida como suicida
Teen FictionSolo leelo y piensa que no sólo eres tu. Todos pasamos por cosas así alguna vez. Unos peor que otros, pero piensa que fuera de tu fría habitación hay gente que te comprende. Espero que al leer esto te sientas comprendi@.