Algunas de las chicas de cursos mayores lo rodean constantemente, y lo molesto de esto no es el hecho de que lo persigan, sino que a él parece no molestarle.
El rumor que recorre el colegio es que no busca nada serio, que es un playboy. El único consuelo que tengo respecto a esto es que nunca se ha dejado ver con nadie, y tampoco tiene una novia fija.
Trato de no pensar en eso, pues cuando lo hago un dolor recorre todo mi cuerpo y siento un ardor en mi garganta, e incluso mi respiración se estanca un poco...
¿ Debería tener esperanza? Fue lo que pensé luego de lo sucedido.
Estábamos en clases de educación física, y nos tocó la unidad de saltar la barra. Personalmente no tenía miedo, ni nada, pues en primaria ya habíamos aprendido a hacerlo.
Lo raro fue que en mi interior me sentía demasiado confiada, incluso a pesar que no se me dan bien los deportes.
Cuando llegó mi turno de saltar, me pareció un largo tiempo de espera, pues la emoción o más bien la adrenalina se fue apoderando de mí.
Miré a mi alrededor, respiré profundo y me preparé para dar el salto. Apenas me di cuenta que mis pies se enredaron, y lo último que logré ver fue como se acercaba el suelo a mi rostro....
El dolor no llegó de inmediato, tardé un poco en darme cuenta que una piedra me raspaba el rostro. Quedé inmóvil en el suelo y de repente sentí que alguien me levantaba.
Me sorprendí al ver el rostro de la persona que me ayudo...
...era él.
Al principio creí que el golpe me había afectado demasiado, pero cuando me tomó en sus brazos, y estuve muy cerca de su rostro, salí de mi estado de desconcierto y me sonrojé. Esto era algo que nunca pensé que sucedería... era algo demasiado imposible.
Los latidos de mi corazón son demasiado altos- pensé- La persona que me detesta, me tiene entre sus brazos!!!!!
Caminó en dirección a la enfermería, sin molestarse en avisarle a nadie. Nunca había sentido este camino tan lejano, pero ahora parecía eterno. El silencio que hubo en el transcurso fue incomodo, pero cada vez faltaba menos para llegar...
