Meses después.
Sigo corriendo por el bosque tratando de perder la horda que viene detrás de mí. Son más de diez caminantes. Podría distraer a algunos tirando una piedra o algo pero no tengo tiempo ni oportunidad para pararme a recoger nada del suelo. Lo único que me puede salvar ahora es encontrar la carretera y rezar por que haya un coche que funcione. Sería demasiada suerte en una noche. A lo lejos veo algunas luces, como de una hoguera. Si hay gente quizás podría ayudarme, o también podría dejarles el marrón a ellos. Dudo unos segundos y elijo la segunda opción; sé que es algo demasiado miserable, pero tengo que seguir viva y encontrarlos. Se lo prometí. Miro por encima de mi hombro para ver si todavía me siguen. Están un poco lejos, pero todavía tienen mi pista. Rodeo lo que creo que es un campamento de no más de quince personas y escucho los gritos de la gente. Me alejo un poco más. Paro, miro hacia atrás y veo que ya no me sigue ningún caminante más.
Paro un momento para coger aire e intentar regular mi pulso. Cojo aire y lo expulso de mis pulmones mientras escucho los gritos de la gente. Uno de esos gritos me deja helada. Carl. Sé que es una locura, mi primo no puede estar aquí, pero tengo que ayudarlos. Ha sido una cobardía dejarlos ahí. Gruño y saco mi bate de la funda que cuelga de mi espada. Salgo corriendo hacia el campamento, de nuevo. Mato al primer caminante sin apenas dificultad. La gente no se ha fijado en que me he unido a la batalla de muertos contra vivos, yo no me he fijado en quienes son las personas que hay aquí. Toda mi atención la tienen los muertos. Terminamos con todos los caminantes y apoyo mi bate en el suelo. Yo dejo caer mi peso encima. Noto miradas en mí. Levanto la cabeza del suelo y noto que alguien me agarra del brazo, y me zarandea.
-¡¿Qué coño has hecho?! ¡Por tu culpa nuestra gente a muerto!-Dice un tipo con gorra. Me zafo de su agarre y lo miro, desafiante.
-Yo no he hecho nada.-Digo sin saber a qué se refiere.
-Esos bichos han llegado al mismo tiempo que tú. Eres una perra mentirosa.-Me golpea en la cara y caigo al suelo.
Ahora verás
Me pongo en pie y agarro mi bate, el cual se había caído conmigo, y me acerco a él para golpearlo con las pocas fuerzas que me quedan. Levanto el bate y estoy a punto de golpearlo en la cabeza, hasta que noto unos finos brazos en mi cintura. Miro hacia abajo y veo a mí primo.
-Carl...-Casi no lo podía creer. Dejé caer el bate a un lado, me arrodillé para poder quedar a la misma altura que mi niño y lo abrazo con todas mis fuerzas. Estoy al borde del llanto.
-Lo siento, prima. Lo siento.
-¿Por qué, peque?-Pregunto sin entender.
-Por haber deseado que murieras.-Esas palabras me congelan el corazón. Niego con la cabeza dándole a entender que no pasa nada.
-Da igual, eso ya no importa.-Después de calmarme me separo de Carl. Me pongo en pie y miro con odio al tipo que me había golpeado. Todos me están mirando. Menos las personas que están llorando por, lo que supongo que son, sus familiares. La tensión crece entre todos nosotros. Me enfrento de nuevo al tipo que me había atacado.
-Que sepas que yo no he hecho nada.
-¿Y los caminantes? ¿De dónde han salido?-Pregunta un anciano.
Hora de pensar una mentira, Haylee.
Oh, callate conciencia.
-Atacaron a mí grupo hace una hora, más o menos. Sólo yo he sobrevivido.
-¿Cómo estás tan segura?-Pregunta de nuevo el tipo de la gorra. Llevo aquí unos minutos y ya me da asco.
Ya te han pillado...
Te he dicho que te calles.
-No estoy segura, sólo lo supongo.-Digo sin apartar la vista de él.
-Shane, ¿qué...?-Quien ha empezado s hablar no termina su frase. Giro la cabeza al reconocer la voz.-¿Haylee?-Pregunta en estado de shock.
-Rick.-Digo al borde del llanto. Dejo caer el bate al suelo y corro hacia él, con los brazos abiertos. Le envuelvo en un abrazo. No pensé que estuviese vivo, estaba en coma, no pudo sobrevivir. Pero ahora está aquí, conmigo.
-Lo siento...-Consigo decir antes de dejarme llevar por el llanto. A los pocos minutos quedó dormida por el agotamiento...
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¡Hola! Lo sé, una eternidad sin subir nada decente. Pero no tenis inspiración y mucho menos, tiempo. Tampoco es que ahora esté sobrada de él, pero tengo tiempo para escribir. Puede que me retrase más en subir en unos días porque tuve un accidente en mí mano izquierda, no puedo escribir muy bien con la derecha nada más, pero trataré de subir cuanto antes. Ya sabéis, me gusta si os a gustado y comentad mejoras o ideas que tengáis.
Besos y abrazos :3
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Una Grimmes y un Dixon.
RandomHaylee Grimmes no aguanta más al cerdo de su padre y, a sus 23 años, decide marcharse a vagabundear por las calles de su pequeño pueblo. Ella viaja de local en local buscando algo que beber y alguna buena pelea para interesar un poco su existencia...