Y él parecía eterno, eterno en el tiempo infinito de ese segundo.
Segundo en el cual me llevaba amarlo, amarlo con dolor.
Dolor de la muerte de su amor, Amor que sepulto recuerdo.
Recuerdos de sus cálidos labios, labios que emanaban miel.
Miel cual dulzor de su ser.
Y él parecía ser el blues de mi canción, canción cantada con la dulce melodía de su voz.
Voz la cual con un poco de cordura y mucha de locura; gritaba las mágicas letras.
Letras escritas en su corazón, corazón que palpitaba por mi amor.
Y él brillaba, brillaba en mis oscuras noches vestidas de un manto cósmico como la infinidad de sus ojos.
Ojos las puertas del alma , alma esperanzada al querer ayudarme .
Ayudarme a mi perdición, perdición esa era la definición de ser él.