Cada cual muere como prefiere, pues formamos nuestros propios infiernos.
Cada quien busca su dulce agonía.
La mía fue amar, tan intensamente que el amor propio quedo obsoleto para ti y para mí.
Tan solo era una cría, ¿qué iba a saber de amor?
Pues te amé tanto que me despoje de lo que fui y no lo sabía.
Solo quería vivir bajo las alas de tu amor, porque ¿Qué era para el amor una muralla de inseguridades, si yo creía en ti?
Y sentía que no había manera de mitigar lo que me quemaba por dentro, que carecía de tus caricias si estabas lejos, que necesitaba tu cercanía y la tranquilidad que me dabas, te necesitaba.
Eras como primavera en ese entonces, pues florecías al compás de la vida siguiendo el rumbo de un bello amacer más.
Pero me enseñaste que el amor es veneno para quienes la experiencia no los acompaña.
Y es que lo que quería que sonrieras, sonrieras como nunca y susurrarte palabras al oído que recordaras cuando no estuviera cerca.
Porque fuiste, eres y serás esa dulce agonía de la que siempre querré volver, a pesarde los años.