El Pájaro Negro ©

2. Seis años

Bill se había burlado de su camisa favorita.
Bill tenía que pagar por eso.
Estuvo días ideando un plan, un plan muy inteligente para un niño de seis años. Esperó días hasta que su oportunidad se dio.
Su padre había salido a trabajar y su madre tendía la ropa en el patio trasero, se escabulló fácilmente en la cocina y metió su manos en el cajón donde su madre guardaba el veneno para ratas.
Lo escondió en una pequeña bolsa plástica y lo guardó en sus bolsillos. Salió a su patio trasero donde vio a su madre con una botella en la mano y ropa mojada en la otra.
-Mami, voy al parque a jugar- le dijo Jonathan con mucha inocencia.
-Claro, ve por la acera- le dijo su madre y tomó un largo trago de su botella.
Jonathan salió corriendo con una gran sonrisa en su rostro, su plan estaba dando resultado.
Caminó felizmente hacia la casa de Bill, y cuando llegó miró a todos lados para asegurarse de que no había muros en la costa. No había ni un sólo ruido que proviniera de la casa o sus al rededores, así que pasó al jardín esperando que nadie lo viera, y Ladridos, el perrito café de Bill lo recibió desde la puerta de su casita en el jardín. Jonathan acarició al perrito mientras sacada de uno de sus bolsillos un pedazo de carne que había dejado de su almuerzo, el perro al olfatear la carne comenzó a ladrar con gusto esperando recibir aquel pedazo de carne.
Jonathan se alejó del perro un poco y sacó de su otro bolsillo el veneno para ratas, envolviendo la carne con el, luego se acercó a Ladridos y le ofreció la carne, el perrito no lo dudó un segundo y se metió todo el trozo en la boca.
Jonathan se sentó y contempló como aquel pobre animal lloraba y lloraba pidiendo ayuda, pero no había nada para ayudarlo, y después de que el perrito dejara de emitir sonidos se fue a su casa saltando y cantando.
El sufrimiento de aquel animalito lo había hecho sentir muy bien.

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Espero que les haya gustado el capítulo.
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