El Pájaro Negro ©

5. Veinte años

Vigilaba junto a sus compañeros.
Ya estaba acostumbrado a aquella rutina de la escuela militar, caminar por el campo de entrenamiento y no encontrarse nada fuera de lo normal, a veces solía sentarse bajo un gran árbol donde un viejo buitre se posaba a descansar antes de rondar por el matadero vecino a la escuela militar.
Después de graduarse decidió ir allá y probar algo a lo que no tenía que tenerle pasión, o amor, porque esos no eran sentimientos que él podía llegar a conocer. No sentía amor, cariño, empatia, lástima o temor, parecía más un monstruo que un ser humano, pero nadie lo notaba, todos veían a Jonathan como un hombre cualquiera. Tenía una prometida hermosa que lo visitaba cada domingo y él fingía amarla, sólo por las apariencias. Era astuto, muy astuto, sabía lo que hacía y cómo lo hacía, por eso era "un hombre ejemplar".
Aquella tarde en su turno de vigilancia, sentado bajo el árbol con el buitre, Jonathan pensaba en cuando deseaba ver correr sangre, oír gritos, desde que había asesinado a su padre no lo sentía, aquella sensación que le producía el dolor ajeno, empezaba a sentirse necesitado de esa sensación. ¿Pero cómo saciar sus deseos? No podía hacer nada en aquel lugar. Estaba atrapado, a menos que...
La decisión estaba tomada, lo haría.
Jonathan se levantó y el buitre cayó muerto a sus pies, sus compañeros que lo miraban de lejos rieron.
-Pobre animal, parece que ahora tu serás el buitre del árbol- comentó uno entre risotadas.
-Ahora eres Buitre- dijo el otro intentando calmar a su compañero.
-Ahora soy Buitre- repitió Jonathan en voz baja y sonrió a sus compañeros volviendo hacia el edificio para presentar su renuncia.

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Buitre ha nacido.
Cada vez me agrada más este tipo, siempre me cayó bien, es sólo un pobre incomprendido. ¿No creen?