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— ¿Estás bien? ¿necesitas ayuda? —una voz logró que levantara la cabeza de inmediato—. ¿Por qué estás aquí afuera tu sola, Ann?
—Oh, no es nada —le sonreí a Jeremy de manera casi tranquilizadora y me levanté, apoyándome en la muralla a mi lado.
—Pues, la verdad no te ves como si fuera nada —apoyó su mano en mi espalda y comenzamos a caminar hacia adentro—. Ya tengo 16 años, no puedes ocultarme cosas como si fuera un niño.
Suspiré y bajé la cabeza avergonzada. Aún no podía superar que siguiera viendo a Jeremy como un niño, a pesar de que ya me ganaba de altura por varios centímetros. Cuando ya estábamos por llegar a la entrada del hotel, noté como dos personas se empujaban entre si y se reían a carcajadas. Una vez que ya nos encontrábamos cerca de ellos, pude notar que era Max quien estaba ahogando a, como ahora puedo notar, una chica. Alcé una ceja con confusión, al mismo tiempo que Max levantaba la vista con una sonrisa infantil en su rostro.
— ¡Ann, que gusto que estés aquí! —siguió asfixiando a la chica dentro de su chaqueta como si fuera de lo más normal—. Quiero presentarte a...
— ¡Déjame salir, Maxi! —chilló la chica antes de voltear su cuerpo y darle un fuerte rodillazo en la entrepierna.
Al mismo tiempo que Max caía al suelo con un chillido desgarrador, Jeremy dejó que se le escapara un sonido de dolor mientras que la chica intentaba quitarse la chaqueta de la cabeza con algo de dificultad. Ignoré el hecho de que Max se estaba retorciendo en el piso como un animal herido, y me acerqué a la chica para ayudarla con su pequeño problema.
—Espera, solo te estás enredando más —sonreí y la ayudé a sacar la cabeza.
—Gracias —dijo cuando ya estaba respirando aire puro de nuevo—. Siempre ha sido el mismo idio... ¿Ann? —preguntó con los ojos abiertos cuando vio mi rostro.
— ¿Helen? —achiné los ojos y sonreí al instante—. ¡Dios, cuanto tiempo! —reí al mismo tiempo que abrazaba con fuerza a la prima de Peter.
—¡Lo mismo digo! —me apretó más contra su cuerpo.
— ¿Qué es esto, el día de los encuentros? —Jeremy se cruzó de brazos con una mueca alegre—. Se nota que no te interesa abrazarme, estúpida quejumbrosa. Eres igual que tu primo.
—Claro que no, pedazo de hongo —Helen se separó de mí y se acercó a Jeremy para envolverlo en un abrazo—. Diría que te extrañé, pero decir mentiras es de mala educación.
Comenzamos a contar un montón de anécdotas sobre lo que había pasado durante el tiempo que Helen estuvo en Inglaterra, y me enteré de uno que otro detalle sobre sus experiencias tratando de encontrar un trabajo. Nos habíamos sentado cerca de unos arbustos, junto con Max que ahora estaba un poco recuperado y reía a carcajadas mirando a Helen con un leve brillo en los ojos, pero no me sentía lo bastante feliz como debería. Algo me faltaba, y aunque de verdad me negaba a admitirlo, quería ir a buscar a Peter.
—Yo supongo que ya te habrás encontrado con Peter —dijo Helen con lentitud, logrando que me enfocara en la conversación.
Mi estómago se sintió pesado de repente.
—Sí... ¡Sí, hemos estado hablando de muchas cosas! —me encogí de hombros con despreocupación e intenté sonreír.
—Oh, entonces ya debes saber que la estamos pasando un poco mal.
Sentí como mi corazón rápidamente comenzaba a acelerarse. No pude preguntar que era lo que ocurría, ni siquiera sé si podría haber dicho algo en lo absoluto.
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¿Dónde dejé mi Orgullo? | [ORGULLO #2]
Teen Fiction»Las matemáticas los unieron, como también los separaron« Ann no llegó. Peter se fue con el pensamiento de que Ann jamás lo perdonaría. Que ella se quedaría con su orgullo. Lo que no sabe es que ni la mismísima Ann sabe donde está. Después de seis l...