05. Tu cosa peluda se perdió

121K 8.6K 2.5K
                                    

—¡No me toques! —me salí del agarre de Peter. 

—¿Novio? —gruñó a la vez que cerraba la puerta a sus espaldas con un golpe seco.

—¿Qué? —me crucé de brazos y lo observé con una ceja alzada—. ¿Creíste que esa tonta te iba esperar tanto tiempo? —reí tan fuerte que casi parecía que acababa de salir de una presentación de humoristas—. ¿También quieres que me haga monja? —gruñí y lo miré a los ojos con furia. 

—¿Por qué no me lo contaste? —cerró la puerta de su habitación con cerrojo. 

Me quedé con cara de confundida. Respiré y conté hasta 10, porque sabía que iba a decir algo que no iba a ser bueno para ninguno de los dos. Dejé que una de mis manos se posara en mi cadera y cuando abrí mis ojos su cara de perrito mojado solamente me provocó desprecio.

—¿Cómo quieres que te lo haya contado... —cerré los ojos—... si no me llamaste, ni texteaste en 6 jodidos años? —comencé a levantar la voz—. Te atreves a decirme eso como si te hubieras ido por una semana de vacaciones a la playa. ¡Perdí todo contacto contigo y tú ni siquiera trataste de saber si estaba bien o como estaban Abbie y James!

—Ann... —se acercó a mi pero me alejé de él hasta que mis piernas dieron con la madera de su cama—. No te llamé porque creí que... —suspiró— creí que me odiabas. 

—Lo hago —dije entre dientes y sus ojos ce cerraron con fuerza—. Te odio —me acerqué y golpeé su pecho—, te odio, te odio —comencé a golpearlo una y otra vez, pero a él no parecía importarle, lo cual me enfureció más. 

—Bien, lo merezco —entreabrió sus ojos y volví a golpearlo—. Eso también lo merezco —iba a levantar mi rodilla, pero el la detuvo a escasos centímetros de su entrepierna—. Está bien, eso quizás lo merezco pero no es necesario.

Liberé mi pierna de su agarre y rodeé su cuerpo con pasos firmes para poder dirigirme a la puerta y así salir de este lugar.

¿Quién se cree que es? No puede venir, cambiar mi rutina de felicidad por una de complicaciones así como así y esperar a que perdone seis jodidos años de abandono. Estuve más de un mes lamentándome como una estúpida niña enamorada y lo único que conseguí fue perderme mis capítulos favoritos de Gravity Falls. Además, si dependiera de mí lo echaría a patadas hasta el aeropuerto para que se fuera de una vez a su país de ensueño. Me tomó por sorpresa el que unos brazos se colaran por debajo de mis axilas y me levantaran del suelo como una muñeca de trapo. Comencé a sacudirme como una de esas tipas locas que se agarraban a pelear en la calle y tenían que separarlas, pero lo único que conseguí fue darle unas buenas patadas a Peter en su pierna derecha.

— ¿Quieres quedarte quieta? —preguntó, finalmente dejándome de forma brusca sobre su cama.

— ¿Ahora planeas violarme acaso? Si que estas necesitado —reí con fuerza y aplaudí de forma irónica.

—Estás ebria —apretó su mandíbula.

— ¡Vaya, hasta que al fin el niñito de mamá se da cuenta de algo que no sea el mismo! —de acuerdo, eso estuvo algo fuera de lugar.

Apoyó sus manos a ambos lados de mi cabeza y dejó que su cara quedara a escasos centímetros de la mía. Tragué un pequeño nudo que se había formado en mi garganta al observar que los ojos miel de Peter ahora no reflejaban ningún tipo de emoción. Sostenerle la mirada parecía casi un reto considerando que me sentía claramente intimidada, pero no iba a permitirle que se diera el lujo de notar lo que me provocaba en este momento. Finalmente suspiró y dejó que su cabeza descansara en el hueco de mi cuello, causando un pequeño brinco de sorpresa por lo que acababa de hacer.  Me quedé paralizada y sentí su respiración calmada en mi hombro.

¿Dónde dejé mi Orgullo? | [ORGULLO #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora