Enigma

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Arthur nunca había conseguido entender al español. El moreno parecía ir contra toda su lógica, o de cualquiera existente directamente. El inglés se figuraba que Antonio solo seguía los designios de su corazón sin pararse a pensar lo que iba a ocurrir, ni siquiera parecía que le importara las represalias. A causa de esto, el español le resultaba una persona impredecible, un misterio irresoluble. Esto, para una persona controladora como Arthur, era frustrante e inclusive llegaba a ponerlo nervioso. Además, no pillaba las cosas a la primera, por lo que captar el sarcasmo o leer el ambiente le era difícil, así que tenía que resignarse a hablarle claramente cuando Arthur era un maestro manejando la ironía.


Antonio era como un ángel puro que intentaba llevar la luz allá donde pudiera con esa bella y radiante sonrisa que casi nunca abandonaba su hermoso rostro. Para acompañarla, se encontraba su actitud inocente que le hacía parecer un tierno bobalicón. El colmo era esos ojos verdes que brillaban con la intensidad del sol, y que eran tan expresivos que mirándolos podías leer al español sin dificultades. Pero a Arthur no podía engañarlo como a los otros. Él había visto su lado oscuro que tanto se empeñaba en ocultar, conocía al conquistador ávido de tierras y riquezas. El español para conseguir el Imperio que obtuvo antaño se convirtió en una persona sanguinaria y sin piedad. Tal vez el poder que tuvo entre sus manos lo corrompió de tal manera y que cuando dejó de tenerlo volvió a ser como era antes. Esa era la única explicación que el inglés encontraba para que una alguien cambiara tanto, aunque claro, ellos no eran personas corrientes.


Los demás llegaban a tachar a Antonio de tonto y él también llegaba a preguntarse qué es lo que se le pasaba por la cabeza a veces ¿Por qué tomaba la decisión que parecía menos adecuada? ¿Por qué en ocasiones iba en contra de lo que pensaban los demás a pesar de que parecía lo más lógico? Vale, admitía que gracias a ello consiguió el mayor Imperio por ahora conocido, ya que en esa época nadie aceptaría la teoría de que si navegabas más allá del horizonte, ibas a llegar a la India. Obviamente mucho menos se pensaba que se encontrarían nuevas tierras desconocidas repletas de fortuna. Puede que al fin y al cabo el español fuera un tonto con suerte, pero ¿Y si no era así?


Al británico la mente del español lo único que le daba era quebraderos de cabeza.

                                                                                               ***

-Somos inmortales pero también humanos. Sentimos como ellos, pensamos como ellos e incluso tenemos las mismas necesidades. ¿Sabes que más pasa con ellos? Que se equivocan, Arthur. Ahí está la diferencia. Nosotros también nos equivocamos y puede que ellos vivan por el resto de sus vidas con la conciencia a flor de piel gracias a una decisión errónea pero nosotros, las naciones... nuestras vidas no terminan y si lo hacen, ese destino parece estar lejos. Mientras tendremos que convivir con nuestros recuerdos, con nuestras decisiones. Así que ¿Por qué no decidimos cosas de las que después no nos vamos a arrepentir?


Esa fue la tan ansiada respuesta que recibió por parte del español cuando se atrevió a preguntarle. En ese momento no supo responderle. La certeza en sus palabras eran como una puñalada en el corazón porque ellos no son completamente libres para decidir. Siempre están detrás esos humanos que eran sus reyes o jefes de Estado de los cuales deben aceptar las órdenes que dieran, dando igual lo que ellos piensen.

Finalmente, Arthur llegó a la conclusión de que tal vez el español no se refería a ese tipo de decisiones. Puede que Antonio se refiriera a esas que personales, como por ejemplo la que tomó él de seguir siendo amigo del francés, aunque este le hubiera traicionado varias veces, entre otras cosas.

A pesar de esta repuesta, Arthur siguió sin comprender al español. Lo único que había cambiado era que el inglés aceptaba que el moreno no era tan idiota como parecía. Para el rubio, el español, seguía siendo un misterio irresoluble, pero él tenía todo el tiempo y la paciencia del mundo para encontrar la solución a ese enigmático moreno que le frustraba e inclusive le podía llegar a poner nervioso.


[Hetalia] EnigmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora