Era una bonita mañana en Seúl. Los pájaros cantaban, el Sol se veía radiante en el cielo, el aire era cálido y acogedor, los niños cantaban felices en el parque y jugaban felices. Esta noche era el concierto de Block B, por fin. Ese día parecía ir a ser perfecto, maravilloso, inmejorable... hasta que Akira despertase. Yo llevaba ya un rato en el salón disfrutando de la tranquilidad de las mañanas. Afortunadamente, la bella durmiente seguía planchando la oreja y, ¿qué quieres que te diga? Yo no la iba a besar para que se despertase. Ni mucho menos. Que se quede 100 años más pegada en las sábanas.
−Esto está yendo demasiado bien –pensé− ¿Está dormida de verdad? –me levanté del sofá y me acerqué por el lado de la cama donde dormía Akira.
Aparentemente estaba dormida. Tenía la cabeza hecha una cebolla entre la almohada y la sábana. Juro que no me fiaba un pelo de ella, así que acerqué la oreja y pude escuchar como susurraba algo. No alcancé a entender nada de lo que decía ni tampoco me dio tiempo a apartarme cuando, de pronto, levantó la cabeza y me endiñó con ella en la boca.
−HAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHA –Akira empezó a descojonarse en mi cara, y no sabría a ciencia cierta si de mí y de lo que estaría tramando.
Una vez más vi ese brillo que auguraba un destino fatal para toda la humanidad en sus pupilas, mientras saboreaba la sangre que emanaba del labio inferior.
−Me has hecho mierda, joder... ten más cuidado... −dije tapando mi boca con una mano.
Akira se pasó lo que dije por el forro y se levantó como si nada de la cama para caminar hasta la cocina. Más bien diría que se lanzó hasta el primer cajón del mueble donde guardábamos los cubiertos. Metió la mano hábilmente entre tenedores y cucharas y agarró un cuchillo por el mango. El cuchillo tenía la punta redonda. Llamadme tonta, pero en manos de Akira da miedo hasta una cera de colores, que te la mete por la nariz y te deja el cerebro como un colador... Vi que venía con el cuchillo hacia donde estaba yo.
−O-Oye... Akira... ¿no crees que estés yendo un poco lejos...?
− ¡CÁLLATE! ¡LO VOY A MATAR! LLEVO ESPERANDO ESTO DESDE QUE PISÉ COREA DEL SUR HAHAHAHAHHAHAHAHA.
Hice caso a lo que decía. Por el "lo voy" deduje que al menos no me iba a matar a mí. La primera persona en la que pensé fue Jokochi, ya que no parecía agradarle mucho. A decir verdad creo que era un sentimiento mutuo. Pero antes de poder seguir especulando sobre a quién se iba a cargar la loca esta, Akira salto con el cuchillo en la cama de agua. Clavó el cuchillo supongo que esperando que explotara, pero simplemente comenzó a vaciarse lentamente mientras hacía sonidos parecidos a los de un pedo estilo trompetilla.
−PERO QUIERES EXPLOTAR, MALDITA MIERDA –Clavó repetidas veces el cuchillo, consiguiendo con ello que no solo se vaciase más rápido, sino que también aumentase el sonido tan ridículo que producía.
Cuando prácticamente la cama de agua había "muerto" Akira se levantó como si nada y dejó el cuchillo en la encimera de la cocina. Yo no me moví del sitio durante todo el rato.
−Coño, Kyung. Si ahora nuestra suite es una piscina –Fue tal la naturalidad con la pronunció semejante estupidez que no pude aguantarme la risa.
Justo en ese momento, Jokochi abrió la puerta para vernos a ambas alrededor de lo que quedaba de la cama de agua y riendo a carcajada limpia, por no hablar de que el agua parecía colarse bajo la puerta principal hasta el pasillo. En vez de una piscina, Akira había montado un parque acuático entero.
− ¿Puedo saber qué ha pasado aquí, señoritas?
−Eh... pues... −No supe qué contestar.
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Tres días en Seúl
Short Story¿Alguna vez te preguntaste qué pasaría si soltases a una kpoper psicópata en Seúl durante tres días? ¿No? Pues preguntadle a la pobre Kyung después de su aventura con Akira en Corea del Sur. (Fanfic dedicado a: @kyung_nanase_bts por su pasado cumple...