Y siempre recordaré aquel momento en aquel barco, bailando en la proa mientras sonaba nuestra canción, mientras la gente nos miraba con aprensión por el precioso momento que se vivía, la música no dejaba de sonar y cada segundo tenía más claro que eras tu, la mujer de mi vida, esa princesa que quiero que esté ahí cuando me despierte una mañana de agosto bañado en calor, o que se duerma acurrucada a mi lado una noche de diciembre cuando el frío recorra su cuerpo.
Y el momento en que la melodía deja de sonar, y nos quedamos varios segundos a escasos centímetros el uno del otro, y sin ningún motivo tú me sonríes y me dices:
- Éste es el mejor momento de mi vida.
Esa frase marcó mi vida, supe que empezaba un nuevo ciclo, y tal vez la idea de formar una familia no quedaba tan lejos... Pero ahora estoy sentado en la mesa de mi despacho, dibujando palabras que salen de mi cabeza, con calma, con sosiego, sin pensar en ningún momento en mi futuro amoroso, solo me importa mi trabajo, de momento...