Prohibido entender. Y como descubrir ambas caras de una moneda, en una misma noche, entre el orgasmo por un brownie y las ganas de conquistar la luna, anaranjada, pensada de ovnis.
Locura.
21:45, llego tarde. Y no de dos minutos, ya son quince minutos para una primera cita, espero que sea leve. Camino, y la veo, a lo lejos, esperando una sonrisa acompañada de una mirada de lo más "llegas tarde chato, empiezas mal". Pero no.
Recibo un abrazo, un par de besos, y la mejor de las ganas por pasarlo bien. Perfecto. Es recíproco.
Caminamos, tu derecha, yo izquierda, al final tu ganas, derecha, y aciertas, creo que será habitual a partir de ahora. Me preparo.
Llegamos, sentamos, cenamos, miramos y reímos. Hasta ahí todo bien, ya me parecía una buena noche, aunque ahora, no hago mas que pensarte, no querías ñoñerías, toma dos tazas.
Aquí empieza lo realmente mágico, sentados frente al mar, buscando la luna. Mientras, tu te acurrucas en mi pecho, mi brazo te recoge por detrás, y nuestras manos se entrelazan. Mágico, como esos segundos inacabables cuando nuestras miradas se cruzan, mis ojos respetan los tuyos, y era difícil no buscarte en mi cabeza, entras de lleno.
Notar el viento acariciando nuestros cuerpos, no importa, nada va a frenar las ganas que tengo de sonreír contigo, solo yo se cambiar una sonrisa por una risa, fastidiando uno de los momentos mas bonitos, pero nada te iba a hacer cambiar de opinión, por mucho que violes ancianitas los fines de semana, hoy es jueves, y tu eres mío. Touché.
Solo quiero recordar, que si poco a poco el camino es lindo, imaginemos si somos nosotros los que lo creamos.
