Parte 11.

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10/04/2015.

Viernes.

Las clases finalizan, Jongdae se dirige a su hogar y busca dinero en su alcancía en forma de chanchito. Tras eso toma rumbo a una tienda que solían ver seguido junto a Minseok cada vez que caminaban para ir a sus casas y, en menos de media hora, está frente a la puerta de Minseok, presionando el timbre y esperando pacientemente, con una bolsa blanca entre los dedos de sus manos. La puerta se abre y la sonrisa encantadora de la mamá de Minseok, bastante similar a la sonrisa de su hijo, lo invita a pasar

—Jongdae, cariño, ¿cómo has estado? —pregunta con dulzura, ingresando al joven dentro de la casa—. ¿Quieres algo de comer? ¿Algo de tomar? He hecho un riquísimo pastel de arroz, ¿quieres?

—No, gracias —sonríe Jongdae con timidez—. ¿Está...eh...está Minseok en casa? —finalmente logra articular la pregunta y se balancea de atrás para adelante. La mujer toma un pastel de arroz y lo muerde.

—¡Sí, sí! Está arriba en su habitación —dice con la boca llena, tendiéndole dos pasteles de arroz a Jongdae—. Anduvo con bastante fiebre estos días y tuvo que faltar a clases, ¿te dijo?

Jongdae mira los pasteles de arroz y los toma, aunque no quiere comerlos o tenerlos, los agarra igual porque la madre de Minseok suele ser un poco –muy– insistente.

—No, no pudimos comunicarnos.

—Oh, qué mal. Bueno, si quieres puedes llevar más pasteles de arroz por si tienen hambre. O fíjate en el refrigerador hay varios postres, bebidas, ¡lo que quieras!

Sonríe un poco incómodo y asiente, subiendo por las escaleras, con los pasteles de arroz dejándolos en la bolsa blanca junto a un especial regalo, hasta toparse con la puerta marrón de Minseok; no se molesta en tocar, simplemente gira la perilla y entra, encontrándose con su amigo cambiándose de remera y oh, su torso...

—¡¿Jongdae?! ¡¿Qué diablos haces aquí?! —su amigo le lanza una almohada y Jongdae ingresa por completo a la habitación, dejando la bolsa a un lado y girándose para darle espacio a Minseok, quien siempre fue un tanto mojigato en cuanto a mostrar su cuerpo. Esa es la segunda vez que Jongdae ve el torso del chico y puede jurar que...

—Haz estado haciendo ejercicio —dice sin poder contenerse y recibe un segundo almohadazo en la cabeza, esta vez más fuerte y lleno de furia—. Lo siento.

—Ya puedes girarte.

Jongdae se gira y sonríe, pero Minseok está acostado en su cama, con una musculosa suelta y no, no está sonriendo. Se acerca despacio, como si se estuviese acercando a un león hambriento que está más que satisfecho de comer carne exclusiva de humano, y se mantiene parado frente a él, extiende su mano y posa su palma sobre la frente de Minseok; está cálida, pero no es como si tuviese fiebre. Aleja la mano cuando el chico lo fulmina con una mirada severa.

—Con que tienes fiebre, ¿eh? —dice Jongdae, cruzándose de brazos y mirando de forma obvia a su amigo—. ¿Desde cuándo tú tienes fiebre y la fuerza suficiente para pararte y lanzarme una almohada con tanta fuerza?

"Cómo fingir una fiebre: 7 pasos (y con fotos)" —Minseok recita con voz exagerada de locutor, ahora sí riendo ligeramente.

—Y eso que odiabas WikiHow.

—¿Cómo odiar esa página cuando tiene la solución a todas las dudas existenciales del mundo?

Jongdae ríe a carcajadas sin saber muy bien por qué ya que aquello no le causó tanta risa, pero entonces Minseok le copia la carcajada y ahora ya tiene un motivo para reír. Pasan un rato así, riendo, y Jongdae aprovecha para tomar una silla y acercarla a la cama de Minseok. Se sienta y Minseok está nuevamente serio, pero no como antes, su expresión es relajada y tranquila, pero no enojada.

friendzone. [chenmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora