- Papá ¿podría ir a una fiesta?- pregunto sentándome en la barra de la concina. Hoy es sábado lo que significa que papá prepara sus tortitas para desayunar.
- Depende.- me da mi plato.- Tú nunca vas a fiestas, Emma. ¿A dónde quieres llegar?- me cuestiona desde su sitio.
- ¿Alguien ha dicho fiesta?- dice mamá apareciendo por la puerta.
- Le estaba preguntando a papá si puedo ir a una fiesta.- la tortita se me hace agua en la boca, están buenísimas.- Están muy ricas papá.- le hago saber señalando mi plato.- Entonces... ¿puedo ir?
- Primero cuéntanos de que va todo este rollo de la fiesta.- me dice mamá.
- He estado hablando con Adam. Ayer me dijo que si aceptaba tener una cita. ¡La tenemos hoy!- exclamo.- Y me ha dicho que luego podemos ir a una fiesta de unos amigos. ¿Puedo ir? ¿Puedo ir?
Se miran entre ambos y acaban asintiendo en mi dirección. Nunca he ido a una fiesta y ahora que por fin quiero ir a una no pueden negármelo. A demás mis padres fueron unos auténticos fiesteros cuando tenían mi edad, me lo han contado muchas veces.
Nunca había ido antes a una fiesta porque no estaba interesada en ellas, ni si quiera tenía ningún amigo. ¿Qué se supone qué iba a hacer en una? Pero para ser sinceros, mis ganas de ir a la fiesta de esta noche no son tampoco muchas. Habrá demasiada gente a la que no conozco. Y Adam estará en su entorno, envuelto entre sus amigos. El hecho de que hubiese sido tan efusiva al preguntar si puedo ir es porque soy consciente de que si lo hago con pocas ganas mis padres me prohibirán ir por si me ocurre algo. Solo he aceptado ir para poder pasar tiempo con Adam.
Desde la clase de física y química del jueves, que fue donde conocí a Adam, no puedo sacármelo de la cabeza. Es como si todos mis pensamientos fuesen a acabar en uno con nombre propio, el nuevo alumno y compañero llamado Adam. Le conozco hace solo tres días pero cuando estoy con él es como si llevásemos toda la vida juntos. Es la segunda persona externa de mi familia con la que me encuentro cómoda. La primera es el doctor Watch, por si acaso había dudas.
- Adam parece buen chico.- señala mi padre.- Pero ten cuidado.- me advierte.
- ¡Gus!- le llama la atención mi madre.- Adam es muy majo, nos lo demostró ayer. Emma, tú sal y diviértete.- dice sonriendo.- Por cierto Gus, ¿hiciste lo qué te dije?
- ¿Qué?- contesta desorientado.
- ¡Para una cosa qué te pido y no la haces!
Me escabullo de la conversación dejando mi plato en el fregadero y saliendo de la cocina. Cuando llego a la planta de arriba todavía puedo escuchar a mi madre decir que hay que cambiar la luz del porche sin falta. Todavía tengo tiempo hasta que venga Adam por lo que me pongo con los deberes de la próxima semana.
**
Tras estar una hora, y no exagero, delante del armario. Me decido por un vestido azul con encaje y mis botines favoritos. Podría ponerme tacones, pero no los veo necesarios. Al contrario del día anterior hoy hace buen día.
Ayer también lo hacía y fíjate como acabo. Me recuerda mi querido subconsciente.
Pero decido ignorarlo, principalmente porque en el pequeño bolso que llevo no cabe algo más. Solamente llevo móvil, llaves y monedero. Es imposible el pensar llevarme una chaqueta. Es muy bonito todo lo que tú quieras, pero de bonito, no tiene nada de práctico.
Camino hasta el baño y saco mi neceser de maquillaje del primer cajón. Tengo suerte de que mi querido amigo Sr. Grano haya desaparecido, así que solo me pongo rímel, colorete y un poco de brillo en los labios.
![](https://img.wattpad.com/cover/47381704-288-k854032.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Allodoxafobia ©
Teen FictionSu vida ha sido un continuo transcurso de acontecimientos inesperados y poco agradables en su gran mayoría. Dos fobias la marcarán para siempre, y una tendrá más consecuencias que la otra. Solo una persona podrá salvarla de sí misma. ¿Pero podrá con...