HOLA A TODOOS! Pasó mucho tiempo desde que no escribo. La verdad es que pensé que esta historia no tendría mucho éxito y desconecté, pero vi algunos comentarios de gente que me pedía que la siguiese y eso me dio ánimos y aquí está.
Pd. He cambiado el nombre de Jake para Christian Collins, y que el nombre no me convencía y bueno, Chris es otro de mis amores platónicos jeje.
Ahora no os molesto más y...
A LEER!
Me desperté sola aquella mañana. Eran tan solo las 6 de la mañana y ya estaba vestida y desayunada. Miré por la ventana. El mar estaba como un plato, no tenía sentido echarse. Pero no podía estar quieta. Me puse mis Nikes preferidas, cogí mi mochila, mi móvil y mi Ipod y salí por aquella puerta. No estaba acostumbrada a aquel calor, ya que en Canadá nevaba todo el rato. Me puse música y empecé a correr, olvidando los problemas. Pensé en todo lo ocurrido en tan solo 24 horas. Odiaba mi padre y su estúpida manía de tomar decisiones sin consultarlas conmigo, sobretodo si me incluye a mí. Pensé sobre Franta, aquel chico que me pareció en su momento un amor y acabó siendo un imbécil. Pensé en Christian y solo se me dibujó una sonrisa. Pensé que en menos de dos horas iba a estar en clase, sola, sin amigos. Se me borró la sonrisa.
Dejé de correr. Estaba sedienta y necesitaba beber algo. Me di la vuelta y lo vi. Bingo. Un gran Starbucks se alzaba ante mis narices. Entré y me pedí un Frappé. Recogí mi bebida y me senté. De repente leí el vaso.
Alesandra 😊
Reí. Nunca nadie sabía como se escribía mi nombre al principio. Es lo que tiene tener madre española. Tenía.
Saqué cuidadosamente un folleto de mi nuevo instituto y empecé leerlo. El instituto era sin duda uno de los mejores de Los Ángeles, como no, pero echaba demasiado de menos a mis amigos. Y le recordaba a él. ¿Cómo una persona puede hacerte tanto daño y tanto bien a la vez?.
Mis pensamientos fueron interrumpidos.- ¡HOLAAA! ¿Vas al instituto Stean Hills? -me preguntó una chica pelirroja y alta-.
-Ehh... Sí -asentí yo confusa-.
-¡Qué guay! Yo también. Me llamo Stephanie O'Donnell. Y tú?
-Alexandra Black -sonreí yo- encantada.
-Te importa si vamos juntas al insti?-preguntó ella-
-No qué va. Además soy nueva así que me vendría genial alguien que me guíase un poco.
-Perfecto! Pues vámonos o llegaremos tarde.
Estuve todo el camino charlando con ella. Stephanie era una chica muy agradable y alegre. Me enteré que era la fotógrafa del periódico del instituto y que me iba a poner en la sección de nuevos alumnos. Yo me reí y seguí escuchando. Me contó que su sueño era ser una periodista importante y trabajar para el New York Times.
-Dime, ¿cuál es tu sueño? -preguntó ella-.
Se me ocurrieron miles de cosas: ser campeona de surf, quedarme siempre en el mismo sitio, tener una carrera, tener novio... Pero solo dije una.
- Quiero ser feliz.
Ella se calló.
-Vaya eso es profundo. Me caes bien. Bueno -dijo ella resoplando- ya estamos.
Alcé la vista y vi que un enorme edificio con la bandera americana se cernía sobre mí.
-Bienvenida al Stean Hills novata.
😈😈😈😈😈😈😈😈😈😈😈😈😈😈😈😈😈😈😈😈😈😈😈😈😈😈😈😈😈😈😈Caminamos hacia la entrada .
-Bueno, aquí se separan nuestros caminos. Tienes que ir a ver a la secretaria para que te de tu horario y tu número de taquilla. Nos vemos en el comedor.
La vi irse. Yo hice lo mismo. Caminé por los anchos pasillos sintiéndome observada por todo el mundo. Desde los jugadores de fútbol hasta las reinas abejas y los empollones. Al final del largo pasillo divisé una puerta con un cartel que ponía "secretaría'.
Llamé.
-Entra -dijo una voz masculina desde dentro-.
Qué raro pensé yo. Creo recordar que Stephanie me dijo que la secretaria era mujer.
Entré igualmente y me encontré con unos ojos verdes y un cabello castaño.
-Hola surfera -dijo él con una voz grave- que bueno verte.
-Hola Christian. Estudias aquí?
-Sí y también ayudo con el papeleo de secretaría.
Sonreí.
-Por cierto, no me diste tú número ayer. Y eso que te salvé la vida.
-Qué? La vida? - me reí-.
-Te salvé de una congelación segura -sonrío-.
-Te recuerdo que vengo de Canadá.
-Te recuerdo que yo también.
Reí.
-A ver déjame tu móvil y te lo guardo -dije yo-.
Cogí el móvil y le guardé mi contacto.
-Señor Collins, no debería usted estar ayudando en vez de charlar con las nuevas alumnas? -dijo una voz en la puerta-.
-Perdone señora Brooke. Me pongo enseguida.
Me di la vuelta y vi a una mujer alta y de pelo cobrizo, imponente.
-Hola señorita Black. Me llamo Mary Brooke y soy la directora de este instituto.
-Hola señora. Un placer conocerte.
-El placer es mío. Acompáñeme a mi despacho para darle su horario.
Le seguí por los pasillos hasta llegar a la puerta más grande que vi.
Entré y tomé asiento.
-Es un placer tenerte entre nosotros señorita Black. He de comentarte algunas cosas.
-Adelante.
- Esté es tu horario -dijo mientras me daba un trozo de papel-. También he de decirte unas cuántas reglas.
-Le escucho.
-Nuestro principal objetivo de enseñar a los alumnos de la forma más amena posible y ayudarles a disfrutar de esto. Pero tenemos unas reglas que debe cumplir.
1. Nada de Smartphones en clase.
2.Nada de violencia.
3.Nada de ropa "escandalosa".
4. Nada de actividades sexuales con alumnos dentro del establecimiento.
5. No fumar ni beber.
¿Está claro?
-Si señora.
-Perfecto. Coja su horario y diríjase a su primera clase. Bienvenida de nuevo.
-Gracias.
Me levanté y leí mi horario.
Biología. Empezamos bien.
Salí de la puerta y me encaminé a mi primera aventura de muchas en un lugar llamado Instituto, alias Infierno.
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