Narra Aleida :
El concierto empezó y yo no paraba de gritar como una loca, y es que ¿quién no gritaría en un concierto de los gemelos?
Bueno yo os diré quien, mi genial amiga.
- ¡Seremos grandes, abrázame fuerte! - canté o más bien grité a la vez que mis ídolos lo hacían, por un momento me olvidé completamente de que Jesús y Dani eran aquellos chicos con los que había hablado un tiempo atrás y me centré en que ellos eran mis ídolos.
- ¡Tía! - gritó mi amiga llamando mi atención tirando de mi brazo - me aburro - me susurró en el oído
- ¿¡Me estás diciendo realmente qué te aburres en el concierto de mis idolos/mi futuro novio y cuñado?! - le pregunté de la misma manera
- No soy gemelier - se encogió de hombros - esto me parece muy estúpido, ¡posiblemente una chica se quedó sin entrada porque yo estoy aquí! Me siento mal - se quejó alargando la letra "a"
- No seas tan quejica, idiota - rodé los ojos e ignoré lo que Laura me dijo después, me concentré en que era el momento de que sacasen a dos niñas al escenario y me percaté de como todas las chicas gritaban y gritaban levantando sus brazos para ser escogidas.
Yo sin embargo me quedé ahí, gritando y señalando a las niñas a las que les hacia cedido mi lugar en el concierto, para hacerlas totalmente felices. Me gustaba sentir que estaba ayudando a alguien y las chicas me habían parecido amables, así que ¿por qué no ayudarlas?
Jesús se percató de mi gesto y le dijo algo a Dani que obviamente no pude comprender pero que hizo que éste cogiera a una de las chicas que había señalado y su hermano a la otra.
Ellos me sonrieron y yo les sonreí de vuelta, un sentimiento de bienestar recorría mi cuerpo, esas chicas se irían felices a casa y por lo menos no habían cogido a Andrea.
- Eres genial, las has hecho felices - dijo mi amiga señalando a las chicas con unas grandes sonrisas emplastadas en sus rostros
- Nosotras tendremos más oportunidades de verles, Lau - me giré para mirarla - o eso espero - reí y mi amiga me imitó.
Volví mi vista al escenario, como los chicos hacían felices a tantas chicas era increíble, estaba orgullosa de haber elegido a esos ídolos, definitivamente.
El concierto terminó y noté como Laura soltaba un grito de emoción por ello.
- Bien, ahora vamos con ellos otra vez - dijo mi amiga tirando de mi brazo llendo hacia el mismo lugar por el que habíamos llegado allí.
El guarda nos dejó pasar rápidamente y llegamos a la puerta del cuarto en el que estaban los chicos.
- Sois increíbles, chicos - dije nada más abrir la puerta
- Gracias - sonrió Dani acercándose a mi - ¿no tenias golden? - preguntó fruncido el ceño
- La verdad es que sí, teníamos - respondió Laura por mi remarcando la última palabra y sentándose en el sofá en el que estaba Jesús - pero aquí la amiga hizo su buena acción del año regalándoles el lugar a dos niñas que lloraban, que son las que habéis sacado al escenario cuando Ale las ha señalado como una loca que yo pensaba que se iba a lanzar hacia ellas - Jesús y ella soltaron una gran carcajada
- Eso es genial por tu parte, nena - me susurró Dani al oído a lo que yo me estremecí y solo logre sonreír
- ¿Qué haréis después? - preguntó Jesús
- Supongo que nos iremos ya a casa - me encogí de hombros y Laura rió
- Uh, no - negó ésta - tu genial amiga ha conseguido un hotel y dormimos aquí
- ¿Estás bromeando? - pregunté corriendo hacia ella para luego tirarme encima suya
- He cogido ropa de tu casa, bueno más bien tu madre me la ha dado pero yo la he elegido - sonrió con superioridad
- ¿mi madre ha dejado que congieses ropa? - pregunté extrañada
- La verdad lo intenté pero tu madre no me dejaba así que fui a comprar una más diva que la de tu armario - hizo una mueca y los gemelos rieron mientra yo estaba asombrada
- ¿Me has comprado ropa? - pregunté super contenta
- La vas a usar, pero la ropa es demasiado diva para ti. Me la quedaré yo - la miré mal - es broma es broma - levantó los brazos como si se estuviera rindiendo
- Bueno entonces queréis venir con nosotros a una discoteca de aquí cerca ¿no? - dijo Jesús mirando a Laura
- ¿vas tu? - preguntó ésta
- Claro, por algo he dicho nosotros - dijo obvio Jesús y luego rodó los ojos
- Genial - todos sonreímos - pues yo no voy - y las caras de los tres cambiaron a una mueca mientras que en la cara de Laura se formó una sonrisa cínica
- ¿Qué te pasa conmigo?- preguntó Jesús un poco molesto
- Nada - murmuró mi amiga
- Bueno - interrumpí - no tienes que ser así de borde con Jesús, no te ha hecho nada
- Y tu qué sabes - escupió - nadie de vosotros sabe nada. Ni siquiera se que hago aquí.- bufó y salió de la habitación
Nadie dijo palabra, era un silencio incómodo. Ninguno de nosotros sabía que decir o como reaccionar.
- Yo... - comenzó Jesús sin saber bien que decir
- Tranquilo - intenté sonreír pero solo una mueca salió - es normal. Se le pasará. - él asintió, no muy seguro - ¿Todavía queréis ir a la discoteca? - pregunté para dar un poco de ánimo a la conversación.
- Id vosotros - nos animó Jesús - iré a buscarla, quiero saber que he hecho - rió un poco y se fue.
- Lo siento - se disculpó- no debería haber sido todo esto así
- No te preocupes - sonreí acercándome a él - ha sido culpa suya.
Me las pagar.