CAPÍTULO 4

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Después de clase empecé a caminar hacia mi coche inmediatamente. Cuanto antes me alejara de Reece, mejor. Justo cuando iba a abrir la puerta del coche, una mano presionó la ventana para mantener la puerta cerrada. Recorrí el brazo con la mirada para encontrar a su dueño. Por supuesto, no podía ser otro.

''¿Qué quieres ahora, Reece?'' pregunté mientras me giraba para mirarlo a la cara.

Sacó un libro y una hoja de papel. ''Esto es mi trabajo de historia'' dijo mientras me lo daba.

''¿Y?'' pregunté mientras miraba el libro y la hoja de instrucciones.

''Y que vas a hacerlo por mí'' dijo en tono de 'duh'.

''¿Qué? Ni de coña. No voy a hacer tus deberes por ti'' dije mientras le puse el libro en el pecho. Me volví para abrir la puerta del coche y tiré mi mochila dentro.

''Lo harás si no quieres que nadie se entere de que Renee tuvo sexo telefónico con un completo extraño'' dijo desde detrás de mí.

Me paré y volví a girarme. ''Vale, 1, no es lo que piensas. No llamó a un tío cualquiera a propósito, era una broma telefónica que se nos fue de las manos'' le corregí.

Él gruñó. ''Sí, intenta decirle eso al resto de gente'' dijo mientras alzaba una ceja, como retándome a decir que no.

Le puse cara de asco y él sonrió. ''Vale'' cogí el libro y el papel. ''¿Para cuándo hay que entregarlo?'' gruñí.

Se encogió de hombros. ''Mañana'', dijo antes de irse.

Se me iban a salir los ojos de las cuencas. ''¡¿Mañana?! ¡P-pero esto es un comentario de texto! ¡Voy a tardar una eternidad!'' grité.

Se giró y comenzó a andar hacia atrás. ''Entonces deberías ir empezando'' guiñó el ojo y volvió a girarse.

Gruñí antes de meterme en el coche y guardar el libro en mi mochila. Vale, cálmate, Lilah. Lo único que tienes que hacer es éste comentario y después volverás a tener el cuaderno. Suspiré. Yo quería a mis amigas. Y estaba contenta de poder hablar con ellas de todo, pero el hecho de que lo habláramos todo era lo que ahora mismo me estaba fastidiando. Renee, esta me la debes.

Cuando entré en la casa vi a mi madre en la mesa de la cocina hojeando unos dibujos de moda. Se enfurruñó cuando pasé por la puerta.

''Por Dios, niña, ¿qué llevas puesto?''

Miré a mis vaqueros y a mi camiseta. ''Ropa''. Me encogí de hombros y empecé a andar hasta las escaleras.

Puso los ojos en blanco. ''¿Y por qué no te pones una ropa bonita? Tengo contactos, ¿sabes?''.

Suspiré, ''Pero, mamá, las tallas que me pides siempre me quedan pequeñas'', me quejé. ''Además, me gusta mi ropa'', nunca me habían hecho mucha gracia las cosas que mi madre quería que me pusiera. Era como mi coche. No quería llamar la atención. No sé ni cómo lo hace mi hermano. La mitad de sus 'amigos' no son amigos de verdad. Sólo quieren dinero y un buen sitio para hacer fiestas.

''Bueno, quizás si dejaras de comer esa asquerosa pasta que haces y pusieras tu culo gordo, ups, perdona mi francés, quería decir tu 'trasero' en la cinta de correr, entonces podrías llevar las tallas que cojo para ti'' dijo mientras me miraba por encima del hombro.

'Que sí, mamá, que lo que tú digas'' dije antes de empezar a subir las escaleras.

Vale, no era exactamente una talla 30, pero tampoco estaba 'gorda'. Sí, a veces engulla espaguetis con sirope de chocolate cuando estoy con la regla, ¿vale? ¿Tan raro es? Suspiré y lancé la mochila a mi cama. Nunca sería una chica popular con tallas de modelo que mi madre quería que fuera. Pero bueno. A quién le importa.

EL CHICO MALO ROBÓ MI CUADERNO (trad.TBBSMN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora