Estaré bien para ti...

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Me despierto. Una tela de cuero marrón acaricia mi mejilla. Me giro y me doy cuenta que estoy en la habitación de Harry; él sigue en la camilla Mi pobre ricitos.

–Hola Natalie –me saluda Louis sentado en una silla del otro lado de la habitación.

–Hola –susurro, mi voz está perdida. Llorar tanto me ha dejado muy cansada.

–¿Cómo te sientes?

–No muy bien –digo dándole una mirada a mi novio.

–No te preocupes, él estará bien. Ya sabes, es Harry, le encanta llamar la atención –sonrío, pero sé que él está tan preocupado como yo. Solo Louis puede hacerte sonreír en un momento tan delicado.

–¿Qué hora es? –peino mi cabello con mis manos y me siento en el sillón.

–Las 2:44 pm –me informa revisando su celular.

Recuerdo rápidamente que tengo terapia, y no pienso faltar a ninguna de ella. Sé perfectamente que tengo que salir de la silla de ruedas antes de que Harry despierte; él me necesita, y me necesitará para su recuperación cuando vuelva a ser consciente.

–Louis ¿podrías llevarme a terapia?

–¿Es hoy?

–Sí, ya sabes. Entre más rápido me recupere será mejor.

–¿A qué hora es?

–En… 20 minutos –sonrío dulcemente-. Es aquí en el hospital, tercer piso –leo la hoja que me entregó la doctora, que descansaba arrugada a mi lado.

–Claro. Vamos –se pone en pie.

–¿Lo dejaremos solo?

–No te preocupes, las enfermeras están pasando de tanto en tanto.

–…bueno…

El castaño acerca la silla a mí, me levanta con cuidado y me deja en mi cárcel personal. Empieza a empujarme fuera de la habitación. Le doy una última mirada a Harry esperando que en mi ausencia pueda despertar.

¿Ya le habrán informado a Anne? Es su madre y merece saberlo, además no la he visto aquí.

–Lou, ¿Ya avisaron a Anne?

–No, no aún.

–¿Por qué? –subo el tono y giro mi cabeza para verlo.

–No lo sé –hace una mueca-, todo esto ha sido muy… rápido –suspira.

Me giro –La llamaré luego…

Entramos en el ascensor. Una pequeña de tal vez 1 año, estaba en los brazos de su madre, una mujer alta, cabellera negra y ojeras adornando sus ojos grises. La chiquilla mira hacia abajo, hacia mí. Sonríe, le devuelvo el gesto. Estira su pequeña manito hacia mí, la tomo y ella gira su cabecita a su madre sin soltarme.

Me sorprendo al ver en su cuellito marcas moradas rojizas… ¿Leucemia? Su madre me mira con ojos tristes, intenta sonreír, pero sé que lo que está pasando a su pequeña es devastador.

La pequeñita suelta mi mano, el ascensor se detiene y se bajan. Me despido de la bebita con la mano. Una  tristeza aun mayor me invade es tan chiquita…

Verla luchando por su joven vida me da la fuerza que necesito. Estos chiquillos que luchan contra enfermedades terribles y siguen sonriendo, siguen adelante. Es impresionante, simplemente son mis héroes.

–Buenas tardes Srta. –habla Louis-. ¿Podría decirme dónde son las terapias?

–Buenas tardes. Son al fondo de este pasillo a la izquierda, segunda puerta.

–Gracias –decimos al unísono.

Nos encaminamos siguiendo las instrucciones. Me tenso al pasar tras dos puertas retractiles y ver una sala con diferentes máquinas, barras, pesas, aparatos, pelotas. Parece un gimnasio.

–Buenas tardes Srta. Jones –me saluda la misma doctora de antes, da un leve asentimiento en saludo a Louis. Logro ver su apellido en su bata: Watson.

–Buenas tardes.

–Hoy empezará sus terapias con la Doctora Carey –me señala a una señora de cuarenta y tantos, cabello corto castaño, tez blanca, sonriente y con ojos verdes muy lindos. No he visto los ojos de Harry en días…

–Bien… -suspiro preparándome para todo lo que se viene sobre mí.

–¿Quieres que me quede? –pregunta el castaño.

–No. Ve cuida de Harry. Es mejor que alguien este con el cuando despierte. Llámame si pasa algo –busqué en el bolsillo delantero de mis jeans y allí estaba mi celular.

Me sonríe levemente, sé que tiene la esperanza de que Harry despierte pronto.

–Bien Srta. Jones. ¿Preparada? –dice la Doctora Carey acercándose.

Estuve dos horas parándome en medio de barras, tratando de sentarme, jugando con pesas y pelotas. Todo un entrenamiento. Tengo que caminar nuevamente, tengo que estar bien para él.

–¿Cuánto tomará esto? –le pregunto a la doctora mientras me acomoda en mi silla.

–Son dos terapias semanales; la próxima es el viernes. Según como avances decidiremos, pero todo depende mucho de ti.

–Doctora, dígame la verdad –me entrega un vaso con agua, y mi cuerpo se lo agradece- ¿volveré a caminar?

–Si Srta. Jones –sonríe-, sus heridas y contusiones no son tan graves. Sus piernas solo tienen que… recordar cómo moverse.

Acabo el vaso de agua en un par de tragos. –De acuerdo –digo calmada, pero no del todo convencida.

Tomo mi celular, mi papel tapiz le da un vuelco a mi corazón. En la foto estamos Harry y yo, él está abrazándome por detrás y besando mi mejilla, yo estoy mirando directamente a la cámara con una sonrisa que dice: estoy-perdidamente-enamorada-de-él. Mis ojos se empiezan a nublar, pestañeo un poco y llamo a Louis.

Hola.

–Hola Lou. ¿Puedes bajar por mí?

Claro, ya bajo. Harry tiene visitas.

–¿Quién? –pregunto esperando que sea Anne.

Niall, Anne y Zayn están aquí.

–Oh! Bien, te espero.

Cuelgo, ruedo un poco hasta la puerta. Todo con práctica es posible. Louis no tarde mucho en llegar.

–¿Cómo estuvo? –pregunta mientras me impulsa dentro del ascensor.

–Pues la doctora me dijo que depende mucho de mí, y que es muy probable que vuelva a caminar –juego con mis dedos sobre mis piernas.

–Esas son grandes noticias –pone su mano en mi hombro, lo miro-. Todo va a estar bien.

–Sí –suspiro-, tengo que estar bien.

La campanilla evita que diga algo más sobre Harry y la pronta recuperación que todos –en especial yo-, esperamos.

Memorias de Amor. [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora