Algún día volverás a Zaun.

601 26 29
                                    

Una fría brisa recorría las oscuras calles de Zaun una noche más. Un conjunto de destellos de colores primos neón resplandecían parpadeantes al fondo de un callejón oscuro.
- Yo ya he ganado este combate, lo repito por diversión. - Burlaba una voz masculina.
- Já. ¿Esperas que me crea eso, Ekko? Mejor déjame que te lo demuestren mis puños. Será más divertido. - Dijo una fuerte figura femenina.
- Eh, traidorzuela, relájate, que esto es Zaun, esto me pertenece, ahora, tú deberías seguir mis leyes. - Replicó el chico de piel oscura.
- ¿Me estás tomando el pelo? ¡Zaun no tiene leyes, y tú, no eres el rey! Además, lo único que he venido a hacer hasta aquí es arrestarte por tus crímenes en Piltover. Nada más. Si no te resistes, haré que te encarcelen en una celda de lujo, lo prometo. - Dio su palabra la policía.
- Basta ya, Vi, tú eras de Zaun ¿Acaso has olvidado tus orígenes? Éramos los "criminales buenos" esos que nos manchábamos las manos por otros indefensos con tal de tomar justicia, vale, lo reconozco, quizás cargarme al padre de Caitlyn por sentenciar a Jinx a muerte aquella noche fue un poco precipitado, pero... ¡Han pasado tres años! ¿Todavía sigue Sombrerito enfadada conmigo? - Contestó Ekko.
- Te quiere muerto, pero tal y como está la ley en Piltover eso es casi imposible de conseguir, tú no eres como Jinx, ella destruyó monumentos que representaban los cimientos de antaño de Piltover, incendió edificios enteros, asesinó múltiples veces, robó cantidades incalculables... En cambio tú simplemente tienes unos cuantos hurtos y un asesinato. - Enumeró la mujer de brazos metálicos.
- ¡Homicidio! ¡Fue un accidente! ¡Yo no tenía ni idea de que ese hombre fuese a morir, y mucho menos que fuese el padre de Caitlyn! Vi... Tú me conoces mejor que nadie, ¿De verdad crees que haría algo así? ¿Me ves capaz? - Interrogó a la mujer.
- No te veía capaz, pensaba que no harías algo así... Pero lo hiciste, desde que te juntaste con esa loca has cambiado mucho, y ahora es mi turno de aplicar la ley sobre ti. - Amenazó Vi, preparando sus puños.
- Vi, fue un error... ¿Acaso no cometes tú errores? A ti sí que te ha cambiado la Sheriff barata esa, tomáis la ley y la manipulais como queréis... La poli da asco. - Respondió groseramente el chico de cresta albina.
- Por supuesto que cometo errores, por ejemplo, ahora mismo. Caitlyn me ordenó que viniese personalmente a matarte a Zaun, habría venido ella misma, pero tiene mucho lío en la comisaría, ahora es quien tiene que dirigir todo el departamento de policía... Llevo siete meses en tu busca, ¿Donde has estado? ¿Destruyendo y asesinando con la tarada esa Noxus y Demacia? - se burló. - Durante esos siete meses no he parado de seguirte la pista, y ahora me dices que quieres salir ileso como si nada haya pasado... Manda narices... Tres cuartos de lo mismo me pasó con Jinx, aunque con ella fue un poco diferente... Yo supuse que tú no te moverías a penas de Zaun, aunque tuve mis dudas, ya que hay pruebas y testigos evidentes que apuntan a que ella estuvo viajando por todas las ciudades de Runaterra, haciendo pequeños "encargos" o como ella los hacía llamar, a los crímenes que forjaba, para justificarse y supuse que irías con ella. - Hizo una pequeña pausa, aunque fue interrumpida antes de retomar.
Ekko estaba sentado sobre su abdomen, se había abalanzado sobre ella. La corbata y parte superior del cuello de su chaqueta estaban siendo estranguladas por las manos de Ekko. Su mirada café amenazaba despiadadamente a la cían de la pelirosa.
- No vuelvas a insinuar que Jinx es una mentirosa. - Exigió Ekko apretando cada vez más sus puños.
- Estás de coña, ¿no? - La policía se echó a reír a carcajada pura.
- No lo estoy. Y como vuelvas a hacerlo te prometo que no tendré piedad cuando sea necesario ensuciarme las manos. Ya no es que ella tenga una muy buena reputación, como para que más rumores falsos carguen sobre su nombre. - Explicó el chico.
- ¿De que vas, tío? ¿Estás tonto o qué? Jinx es una deliencuente, como esas a las que solíamos machachar ¿Cómo es que ahora la defiendes a muerte? ¿Acaso lo que dije es una mentira? ¿Qué pasa, ahora te ponen las tías malas o qué? - Preguntó incesante Vi.
- Sí. Lo es. Jinx puede estar un poco ida de la cabeza. Y sí. También es cierto que es una delincuente. Pero te aseguro que no tiene calaña de mentirosa. Y quizás yo sea un poco tonto y esté siendo un poco hipócrita jugando con mis antiguas enemigas, pero mi dilema no ha cambiado, y prefiero aplastar a la gentuza que abusa de los demás. - Respondió Ekko creando un silencio incómodo. - Y si de verdad fuésemos los malos, no cometeríamos un homicidio hacia la persona que destruyó el orfanato y más de la mitad Zaun. Sólo le queríamos ver sufrir un poco... ¿¡O acaso me vas a decir que no le tenías rencor a ese cabrón!? - Gritó Ekko sobre la cara de Vi.
Su voz retumbó en las paredes y conductos del callejón, un silenció salvaje apareció posteriormente, mezclado con los jadeos temblorosos y la voz poco nítida de Vi, atemorizada por la feroz expresión de el chico albino.
- ¿Qué? ¿Dónde está tu lengua ahora? Ah. Cierto. Eso no lo debía saber nadie, ¿no? Quizás los Piltillos no tan fieles y nobles como presumis. Y luego andas largando rumores sobre Jinx... Curioso, ¿no?- Jugueteó con los sentimientos de lealtad del pueblo amado de Vi, el chico de piel oscura, molestándola.
- ¡Piltover es la cuidad del progreso! ¡Tiene leyes y deberes! ¡No como esta jauría llamada Zaun! ¡La lealtad es una orden básica que cumplir! Estoy segura de que has robado esa información de la comisaria, los ciudadanos de Piltover que poseen esos datos secretos jamás los difundirían, ¡Siquiera en su lecho de muerte! - Exclamó Vi, protegiendo a su amada cuidad.
- ¿Cuidad del progreso? Venga, va, cuéntame otro chiste. Cuidad de la dictadura lo llamaría yo: "Haz lo que yo diga, pero no lo que yo haga". Me juego lo que quieras a que sueltas a un Piltillo natal en Zaun una semana y no aguanta ni tres días. No los educais para sobrevivir. Los educais para acatar órdenes. No los dejáis... - Fue interrumpido Ekko.
- ¡Les damos una educación, cosa que aquí nunca tendréis! ¡Zaun sólo sirve para criar criminales! ¡Anarquía de cobardes! - Vi, cegada por las provocaciones del chico, pierde el control y el don de la palabra se desvanece para ella.
Un golpe certero de su brazo mecánico derecho fue más que suficiente como para sacar a Ekko de encima, lanzándolo contra la pared más cercana. Las costillas de el albino palpitaban del dolor, pero al fin y al cabo, él podía arreglarlo con un simple giro en el engranaje del dorso de su mano, activando el Z-Drive, cosa que no dudó en hacer. Un pequeño viaje temporal no le hará daño a nadie.
- ...¡Siquiera en su lecho de muerte! - Exclamó Vi, protegiendo a su amada cuidad mientras Ekko jadeaba un poco sobre el abdomen de la mujer por el dolor que ella desconocía que había provocado.
- Si, si, lo que tú digas, traidorzuela. Pero ¿Quieres saber quién es la oveja negra de tu cuidad legal? Hagamos un trato. - Le ofreció el chico con dificultades para dialogar, la molestia cada vez se hacía más intensa.
Quizás Vi le había roto una costilla o dos. Pero eso ahora mismo no le importaba. Su propósito no era comentarle sus pesares a su vieja amiga. Si no, llegar a un acuerdo con ella.
- Habla. - Exigió ella en un tono más tranquilo, pero sin bajar la guardia.
Ekko, al notar su acto de confianza, se levantó y le ayudó a ponerse en pié. Confiaba en que ella estaría un poco más relajada, aunque no dudaba que en cualquier momento podría volver a detonar su vena agresiva.
- Te diré quien es tu traidor, si tú me dices donde está. - Propuso el chico mirándola fijamente.
- ¿Dónde está quien? - Se hizo de rogar la policía.
- Jinx. - Contestó cortante Ekko.
Una cuarta luz resplandecía en el bolsillo trasero del vaquero de Vi, acompañado de un sonido muy peculiar. Parecía una alarma de emergencia. Quizás si sea cierto que la tecnología en Piltover está un paso por delante que la del resto de Runaterra.
- Espera. - Ordenó la policía. - Es urgente, tengo que contestar. - Y así lo hizo.
Después de un conjunto de monosílabos innecesarios de comentar y un par de expresiones faciales de la oficial que invitaban a pensar que quien fuese que estuviera al otro lado del teléfono tenía problemas, Vi colgó el teléfono. Parecía preocupada en exceso, algo no iba bien. Ella solía tomarse los asuntos a la ligera, no era de las personas que utilizan mucho la cabeza, pero en este caso pensó sus palabras antes de retomar el diálogo.
- Piltover. Jinx está ahora en Piltover y Cait está en problemas. - Musitó Vi con la mirada perdida que atravesaba la de la café del chico.
Ekko había puesto falsas esperanzas en Vi, para una vez que parecía que había utilizado el coco va y suelta algo tan simple como eso, quizás es que Vi estaba...¿impactada?
- La joyería. Allí está. A las 8 en punto. Tiene a Cait. - A medida que iba pronunciando estas palabras, se derrumbaba lentamente, como una de las construcciones que Jinx adoraba detonar. - Te juro que si esa tarada le hace algo a Cait... - Su expresión cambió repentinamente. - No tendré piedad en cargármela. Me da igual la ley. - Amenazó despiadadamente. - Ahora vamos, tenemos trabajo que hacer, como en los viejos tiempos. - Ordenó en tono amigable.
- Sólo voy a ir para sacar a Jinx de ahí. No tengo intenciones de pertenecer a la mafia de Piltover. - Rectificó el zaunita.
- ¡Eh! ¡Eso no formaba parte del trato! - Aclaró la policía.
Ekko cometió un pequeño error, pero al fin y al cabo, un simple giro en el engranaje del dorso de su muñeca, lo arregló.

Posdata;
Ekko al habla: Muchas gracias a Vi, por dejarse manipular y engañar con tanta facilidad. La palanca del Z-Drive no se activa sola.

¡Muchas gracias si has llegado hasta aquí, lector! ¡Espero con ansias vuestros comentarios! Las críticas constructivas también son bienvenidas, un besazo, y hasta pronto.

Explotemos cada segundo juntos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora