La aparición de la bala perdida.

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Para Ekko, solucionar problemas de un calibre tan mínimo siquiera suponía una molestia. Burlar el tiempo era su pasatiempo favorito. Al fin y al cabo, un segundo arriba o un segundo abajo podía deformar una situación a su favor, en caso de que cometiese cualquier error.

Adoraba dominarlo todo desde las sombras, desde la inocencia.

Le encantaba equivocarse, pero todavía le gustaba más acertar a la primera.

...

- ¡Te he dicho que no voy a aceptar esos términos, Jinx! ¡Libérame ahora mismo! - Gritaba una morena en el fondo de una oscura habitación.

- ¡Suplica un poco más, no te entiendo bien, Sombrerito! - Suscitaba una figura delgada en el otro extremo del lugar, iluminado por una amplia brecha a través de la cual se podían reflejar las luces de la cuidad.

- ¡Cuándo Vi se entere de todo esto, lo pagarás muy caro! - Vocifeó de nuevo, levantando cada vez más su tono agudo.

- Cliché tras cliché... No paras de soltar clichés, sé más original, por favor. Sabes perfectamente que suplicar no servirá de nada, ni nadie te oirá, ni yo tendré piedad de tí ¿No es verdad, Espinas? - Jinx contestó entre carcajadas puntuales, haciendo de su diálogo una macedonia de emociones contradictorias a sí misma.- Quizás deberíamos soltar a Caitlyn y negociar nuestros crímenes. - Jinx cambió su tono de voz y entró en un monólogo un tanto confuso. - ¡Ni hablar, estúpida arma caprichosa! - Negó, golpeando con su débil puño la arma. - Ups, perdona, me había olvidado de tí, ¿decías algo? - Planteó irónicamente.

- ¡Jinx, deja de montar el numerito, por favor! ¡Libérame, quizás podríamos llegar a un acuerdo! - Suplicó de nuevo la policía.

- Ah, sí, sí. Los clichés. Cierto. Vi llegará... ¡Pero llegará para ver tu cadáver volando por lo aires! - Amenazó entre sonoras carcajadas, las que cortó de raíz para invitar a un silencio a inundar la habitación.

La pausa de Jinx duró unos segundos, haciendo que el ambiente se cargase de incomodidad atroz. Hasta que se empezó a notar unos fuertes golpes que provenían de las plantas inferiores, ahí su inexpresividad instantánea se erradicó de golpe. 

- ¡Ya está aquí, Espinas!¡Manazas ya está aquí! - Sonrió Jinx aterradoramente, cogiendo su arma y corriendo hacia la puerta del edificio que sin saber como, su estructura todavía se mantenía en pié. 

- ¡Vi! ¡Estoy aquí! ¡Vi! - Gritó Caitlyn, con su rostro sumergido entre lágrimas.

Jinx ignoró completamente las súplicas de Caitlyn y se dirigió con ansias cargadas de adenalina hacia la puerta, y ahí la vio. La mirada absorta en venganza de Vi la atosigaba, aunque a Jinx eso le inundaba más en las intenciones de arrebatar el momento de gloria de la pelirosa.

- Dime donde está Caitlyn y te perdonaré la vida esta vez. - Ordenó con un tono firme mientras hacía cantar sus nudillos.

- ¡Mejor saluda a mis amigos de tamaños diferentes! - Comentó en tono burlón, mostrándole su arsenal de artillería pesada, mientras que bajaba al encuentro en la azotea de un edificio más cercano con un salto.

- Jinx! Detente! - Una voz masculina hizo que la psicópata girase sus iris, atornillando en su pupila la imagen de Ekko, el joven de Zaun. 

Se quedó paralizada por unos instantes, pero al escuchar como Vi se abalanzaba sobre ella, el impacto contra el suelo provocó su expulsión del limbo de los recuerdos. La mujer de brazos metálicos era muy pesada, y estaba provocando que el cuerpo de Jinx se ahogase, mientras que los puñetazos que recibía hacían que la búsqueda de opciones de escape se ralentizase en exceso; A pesar de que pataleaba, sus armas estaban lejos de su alcance, aunque eso no evitaba que su locura aflorase a modo de liberación para su ansiedad por no conseguir escapar de esa situación. Tenía todo el rostro ensangrentado, pero Vi no se detenía. La rabia la consumía por dentro, recordando todas las noches que Caitlyn había llorado por la muerte de su padre y lo mucho que había deseado la muerte de esa maniática sin sentimientos. La cólera evitaba que su racionalidad despertase, por lo que no se detuvo. Jinx se mofaba de su expresión atormentada, motivando todavía más a la violenta agente, hasta que un puñetazo que le torció el cuello completamente, hizo que su visión y sus tímpanos no respondieran como debían. De pronto,  su cuerpo pesaba menos. 

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⏰ Última actualización: Aug 22, 2017 ⏰

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