Mi Psicóloga (#1 MP) - Terminada.

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El especial de hoy es.....

¿Cómo Martina conoció a Facundo?

Hace 8 años atrás...

─ ¡Au, au! ¡Mi rodilla! ¡Mi rodilla!.- lloriqueo Tini.

─ ¡Hey! ¿Estas bien?.- se acercó Facundo que veía de lejos la escena.

─ Nou, me golpeé mi rodilla.- hizo un puchero .

─ ¿Quieres que te ayude?

─ ¿Cómo sé que puedo confiar en ti?.- dudo Martina, que a pesar de tener tan solo 10 años, sabia muy bien que existia gente con malas intenciones.

─ Eres inteligente, pero no voy a hacerte daño, solo quiero ayudarte ¿Si?

─ Bien.- contestó Martina algo dudosa.

─ Mira, para que no desconfies. Te diré mi nombre, pero no te burles ¿Ok?.- ella asintió sin comprender ─ Me llamo Facundo.

─ ¿Facundo?.- él asintió ─ Es un bonito nombre, ¿Por qué debería burlarme?

─ Los chicos de mi colegio lo hacen.

─ ¿Te digo algo? Son unos tontos, tu nombre no es muy común, de seguro están celosos.- eso en serio le causo gracia.

─ Gracias, ¿Cómo te llamas tú?.- preguntó señalándola.

─ Martina, pero mis amigos me dicen Tini.

─ Muy bien Tini, dejame llevarte a mi casa para curarte.

─ Esta bien.

Entonces los dos emprendieron camino hasta la casa de Facu, él caminaba seguro, rodeando con un brazo la pequeña y delicada cintura de Martina, mientras ella daba saltitos con un pie y rodeaba con su brazito el cuello de su nuevo amigo.

Ella perdió la noción del tiempo y el rumbo a partir de la cuarta calle, pero poco después notaba como su pierna se adormcía de a poquitos. Empezó a lloriquear desesperadamente, le dolia mucho la pierna

─ ¿Qué pasa?.- preguntó Facundo nervioso y asustado.

─ ¡Siento hormiguitas! ¡Siento hormiguitas en mi pierna! ¡Duele!.- gimió Martina, mientras su acompañante reprimía un risita.

─ No son hormigas, se ha adormecido tu pierna.- le explicó acariciándola.

─ ¡Despiertala! ¡Despiertala!.- rogó casi llorando.

Sin importarle lo que la gente dijera, Facundo sento en la acera a Tini y empezó a acariciarle la pierna delicadamente, tratando que le pasara el cosquilleo incómodo y pudieran seguir su rumbo sin problema alguno.

─ ¡Oh! ¡Pero si es Facundo!.- gritó un chico de extraña voz.

Martina sintió a Facu tensarse.

─ ¡Y con novia!.- gritó otro ─ Veamos nena, ¿Cuánto te pagó él para hacerte pasar por su novia?.- dijo hablando con Tini.

─ ¡No me pago nada!.- gritó furiosa.

─ Mira mocosa, no te atrevas a gritarme otra vez porque de una sola cachetada te rompo la cara.- amenazó un rubio.

─ Bruno, no te metas con ella.- intervino Facundo que se paró al ver sus intenciones.

─ Amor, dejalos.- lo sorprendió Martina, parándose, abrazándolo y mostrándose dulce ante todo.

─ ¿Así que en verdad son novios?

─ ¿Tiene algo de malo?

─ No, solo que te creía más inteligente, estúpida.

─ A ella no le hables asi.

─ Facu, vamonos ¿Si?.- rogó Martina que no queria tener problemas.

─ Esta bien.

Los dos siguieron su camino en un silencio algo incomodo.

─ ¿Por qué lo hiciste?.- habló Facundo

─ ¿Hacer qué?

─ Mentir, decirles que eres mi novia.- se sonrojó.

─ Para que no te molestaran más.

─ Gracias.- pronunció entrelazando sus dedos.

─ De nada.- susurró la castaña.

Llegaron a la casa de Facu y su madre al ver la herida de su amiga gritó desesperada y se desmayó. Facundo rió mientras su papá entraba a la sala para recoger a su pobre mujer tirada y llevarsela explicando que todo estaba bien, pero ella le tenía panico a la sangre. Al escuchar eso, ambos muchachos vieron la herida de Tini y notaron la sangre.

─ ¡Maldición!.- exclamó Facundo

─ ¡Gambandé!.- lo regañó su padre.

─ Lo siento papi.- susurró corriendo en dirección al baño por el botiquín ─ Martina ven.

Al oir el llamado de su amigo fue cojeando hasta el baño donde él la ayudó a sentarse en el lava manos.

─ Bien, esto te dolerá.- le explicó pasando el alcohol por la herida.

Tini soltó unas lagrimas que fueron secadas por Facundo al terminar su labor.

Los dos salieron al pasillo donde al percatarse de la hora salieron con la intención de que Martina llegara a casa antes de las 7, obviamente eso no sucedió. Pero llegaron.

─ Gracias Facundo

─ De nada Tini, de verdad me divertí mucho contigo.- la abrazó.

─ Nos vemos ¿Mañana?

─ Si.- respondió con la intención de pasarla a buscar en la tarde para salir

─ Bien, eh. Yo ya me voy.- algo indecisa por lo que iba a ser ─ Hasta mañana.

Y lo besó. Un beso puró, de niños, de chiquillos con miedo de ser pillados. Pero ambos lo anhelaban tanto.

─ Hasta mañana.- susurró cuando ya habia cerrado la puerta y con una gran sonrisa en el rostro se dirigió a su casa.

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