Otra vez

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1.

Mi mano obra por si sola, cambiaba una y otra vez el reloj de arena que se encontraba en mi mesita de noche. La lamparilla aun esta encendida, no puedo dormir sin ella. Remarco mentalmente todo lo que debo hacer antes de dormir.

1) Cerrar con seguro puertas y ventanas.
2) Apagar las luces de la sala y cocina.
3) Llamar a Luke si a llegado bien a casa.
4) Tener mi ropa lista para mañana.
5) Dormir plácidamente.

Seguramente diran que estoy loca, pero duermo absolutamente sola, por lo cual tengo que ser muy, pero muy precavida. Pensando en la lista de cosas caigo en un profundo sueño.

- Uno..... Sal de ahí Shandy, papa va por ti. -Sus pasos se escuchan por toda la habitación - Dos.... Shandy, cuando llegue a cinco quiero que salgas de tu escondite. ¿Me oíste?

Su voz suena dura e incluso cruel. Estoy temblando completamente, aprieto mi mano sobre mi boca para que no salga ningun ruido de esta. Cierro mis ojos tratando de controlar mi miedo, pero mis lagrimas demuestran lo contrario.

- Tres...

Abro mis ojos, me encuentro sudando ahora mismo, trato de quitar el sudor de mi frente y mi cuello. Otra vez.... Mis ojos se quieren hacer agua, aprieto mis uñas contra la piel de mi pierna. No llores, tranquila Shandy, eso ya paso. Me repito a mi misma una y otra vez dandome consuelo, pero eso no me calma.

Trato de nuevo de meterme bajo las sabanas, a penas son las seis y el sol ni sale. Pero estoy temblando y no puedo conciliar el sueño. Sera mejor que me de un baño, pero hasta sacar el pie fuera de la cama me aterra.

- Tranquila, el no esta aquí - Me digo a mi misma.

¿Cuando volvera mi madre? Saco las sabanas lentamente de mi cuerpo y con suavidad me levanto sobre el frio suelo. Camino despacio hacia el cuarto de baño y cierro la puerta con seguro.

Me despojo de la ropa, sin antes dar una rapida mirada al espejo. ¿Esa soy yo? Esa pequeña estupida que se mira así misma con desprecio, esa que tiene cara de asustada, aburrida e incluso boba.

Miro mi cuerpo, que asco. Ningun hombre querra estar conmigo. No porque sea gorda, no porque tenga estrías, no porque sea flaca, simplemente por ser yo, las marcas en mi estomago me hacen dar asco. Marcas que me recuerdan cada día lo débil que fui, lo estupida y miedosa que puedo llegar a ser.

Paso mis manos por las tres marcas que estan en mi estomago, una en mi costilla derecha de un cigarrillo, otra en el centro de mi estomago (una cicatriz de cómo me deseo abrir o herir con una llave de auto) de que se quedo ahí por siempre y la otra mas cigarrillo casi a lado de mi cicatriz. Como odio el olor de los cigarrillos.

Doy una rápida ducha, el agua esta realmente fría, trato de quitar cualquier sudor y lagrimas de hace algunos minutos. Pongo un jean negro ajustado y una camisa roja de encaje con una chaqueta negra y unos tacones negros de aguja. Trato de verme formal.

En Bronx hay que tener bastante fortaleza para poder mandar a la mierda a aquellos hombres que tratan de acosarte. Peino mi cabello en una coleta alta. Mi puerta es tocada.

- Hija - Llama mi madre - Hija, he llegado a casa, despierta...

Abro la puerta, ella esta ahí, con sus cabellos bastante desordenados, con la ropa de anoche e inclusive con unas ojeras que me hace tener pena de ella.

- Me he despertado hace una hora.

Ella solo sonrie y acaricia mi cabello mojado.

- Te preparare el desayuno, son siete y diez, a las siete y treinta y cinco saldras de aqui o llegaras tarde como ayer.

Angel Rebelde (Terminada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora