Iniciamos de cero.

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47.

Un mes después.

Justin estuvo cinco semanas en ese encierro y ayer me llamaron para decirme que hoy saldría. También me advirtieron que debe tener terapias dos veces a la semana y que así todo estaría bien.

Es lunes y éstamos a principios de Diciembre. Tengo ya tres meses de embarazo y solo estoy esperando a que Justin salga para hacer la primera eco de nuestro bebé. Incluso ya hice cita con el médico y está para hoy a las tres de la tarde.

Me observó en el espejo grande que tenemos en el cuarto. Dicen que después del tercer mes la panza comienza a crecer, así que observó mi cuerpo con mucho detenimiento, sabiendo qué tal vez nunca volverá a ser igual. Queda el estomago flácido y algunas estrías, mi bebe vale la pena pero no significa que no extrañare mi cuerpo. Tendré que hacer dietas y ejercicio.
Me tocó la panza.

- Hoy vas a ver a papi después de mucho tiempo. - sonrío e instantáneamente cae una lagrima. Recuerdo a mi papa, espero que Justin sea tan bueno como mi padre lo fue conmigo.

Pongo una lícra apretada con lana dentro y encima un jean azul, dos medias en mis pies y unas botas cafés con lanas en las partes de arriba. Una blusa mangas larga y encima el abrigo para el frío.

Ni siquiera nieva pero ya hace mucho frío. Lo siento muchas veces colarse por mis huesos. No sé si es porque este año el frío a venido con más fuerzas o por el hecho de que he bajado mucho de peso este último año (por las venidas e idas con Justin).

Colocó por último una bufanda y salgo. Tomo el auto de Justin y me dirigo al lugar.

En el último mes fui y vine de Nueva York más de cinco veces. Me quede una vez tres días durmiendo allá y también mi mama me vino a visitar muy seguido y me ayudó con las compras de la casa. Entre esos días fui a sacar mi licencia. La cuál la pase y me sentí muy emocionada al respecto así que sorprenderé a Justin.

Me ayudó con el GPS y no me dejo de sentirme emocionada porque veré al amor de mi vida. Espero impacientemente en los semáforos y sonrío sola cada vez que me emociono.

Son las una y cincuenta cuando llegó al lugar, parqueo el auto y bajo en busca del amor de mi vida. Maldigo cuando me doy cuenta que me he olvidado de mis guantes. Tal vez parezco una bolita con tanta ropa pero me he maquillado un poco y he hecho ondas en mi cabello para que se me vea más presentable.

Entro a la clínica de rehabilitación. Un lugar muy acogedor, no tan grande tal vez solo tres pisos. Tiene un gran patio y una piscina para que se puedan distraer. También las habitaciones son amplias y el lugar es muy moderno. Agradezco que tengan prendida la calefacción porque tengo mucho frío.

La recepcionista amable me indica que el ya debe estar bajando por el ascensor porque ya nadie responde en la habitación. Así que me quedo mirando muy fijamente el ascensor hasta que este abre sus puertas y ahí está el, saliendo con la mirada abajo arrastrando su maleta. Sonrío y me pongo tan sensible.

Lleva un jean azul, una polera blanca y una chaqueta negra, una bufanda negra y unos guantes muy finos.

Este deja la maleta y yo corro hacia el. Me recibe con los brazos abiertos y de la emoción junto a la felicidad de verlo me trepo sobre el mandando mis pierdas alrededor de sus caderas. Lo abrazo tanto que hasta duele, su rostro se mete en mi cuello y siento cómo inhala mi olor.

Angel Rebelde (Terminada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora