Prólogo

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Era 5 de enero de 1994, en ese entonces yo tenia 6 años y fui a visitar a mis tios en su pequeña ciudad de costa. Mis padres siempre estaban demasiado ocupados para cuidar de mi, y por eso fui a pasar el dia con ellos, pero ese dia fue especial.
Tras comer decidí ir a pasear por la playa, ya que estaba muy cerca de donde vivian mis familiares. Siempre me ha encantado sentir la brisa marina sobre mi fina piel, oir el rumor de las olas, las gabiotas volar...
Y lo vi, mi primer amor, un niño, probablemente de mi edad, que tenia la mirada fija al horizonte. Permanecia de pie sobre una gran roca, e observaba como las corrientes marinas impactaban contra el gran muro de piedra que le sostenia. Al intentar acercarse, el joven muchacho de pelo rizado, resbaló y cayó al agua.
- ¡Oh no! Pobre chico! - pensé
Acto seguido decidí, lo más rápido que pude, buscar a ese niño al que apenas conocia.
Corrí todo lo que pude, y finalmente logré llegar. Él lloraba, gritaba y pedia ayuda. No sabia nadar.
-¡Aguanta!- Grité.
-Por favor, ayúdame- dijo, a la vez que se hundía.
Lo antes que pude me metí en el agua, apenas veía donde estaba ese niño pero en un último intento lo encontré. Lo tumbé en la arena, y lloré. Lloraba porque no soportaba la idea de no poder conocerle, lloraba porque no queria que muriese, lloraba porque no podia aguantar ese sentimiento de culpa, por no haber llegado a tiempo y haber impedido que la luz de sus ojos se apagara.
Y entonces, como una ingénua, recorde el precioso colgante que siempre llevaba, el cual siempre me habia traido surte. Desabroche el precioso y sensible collar, y se lo coloque en la mano, que la tenia encima del pecho, convencida de que eso ayudaria a que se encontrase mejor.
Luego me fui, y ya no he vuelto a saber de él.
Ya han pasado 11 años desde que paso eso, y no he vuelto a pisar esa ciudad.

Nuestra brisa marinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora