Capítulo 7: Lo que me espera...

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Los días pasan volando sin dejar rastro, apenas faltan unas horas para empezar un nuevo curso y no tengo ni la mentalidad ni las ganas para ello.

Aún me quedan montañas y montañas de libros por leer antes de mañana.

Justo cuando retiro las sabanas para meterme en la cama la pantalla de mi teléfono se ilumina. Alguien me envía un mensaje, pero no se quién es. Deslizo la notificación y se abre mi aplicación de Whatsapp. Leo el mensaje " ¿Preparada? ¡Las clases se acercan! No te olvides de las ganas... Y déjate la vergüenza en casa Irina! R"

¡Raquel! Que simpática que es , estoy feliz de empezar un nuevo curso en un lugar totalmente inexplorado pero conociendo a alguien, para mi ya significa un mundo.

Hay momentos en los que me gusta pensar, planificar mi mente. Sentarme en la cama y mirar fijamente la pared. Me hago preguntas a mi misma como, qué pasará si nunca vuelvo a ver a ese chico, o si encontraré más amigas como Raquel...

Observo a mi alrededor. Todo esta en su sitio; la mochila encima la silla, la ropa preparada para mañana vestirme nada más despertarme, mi estuche de maquillaje frente al pequeño tocador ( quiero dar buena impresión el primer dia), todo en orden.

Habiendo comprobado que todo está en su sitio, me vuelvo a sentar en la cama. Deslizo las piernas hacia dentro y me cubro el cuerpo con las sabanas.

Para tranquilizar los nervios, siempre miro al techo. Mi tío, al ser pintor, se le da bien decorar paredes, y mi techo esta ambientado un el cielo claro de estrellas, pruebo de localizar constelaciones, pequeños planetas, o la estrella polar, mi favorita. Mi tío siempre se ha acordado de mí. Cada vez que venia me daba un regalo, y este fue mi regalo de bienvenida. Ojala mis tíos fueran mis padres, viven en un mundo sin complicaciones, donde la felicidad los ciega de la incertidumbre y la sinceridad acaba con las mentiras y los engaños; no estoy acostumbrada a sentirme de esta manera, despreocupada, feliz. Mis pasaban de mi, hacían como si no existiera, y no es agradable ser un fantasma (y menos si no das miedo).

No quiero pensar más en eso, tengo la oportunidad de empezar una nueva vida, dejar los recuerdos atrás y tener de nuevos, y por nada del mundo voy a desaprovechar este momento; porque es mi vida, y nadie tiene derecho a condicionarla.


Nuestra brisa marinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora