🌟 8 años después 🌟
Hoy cumplo 13 años, mi vida sigue siendo la misma. Excepto por el nuevo integrante de nuestra familia, si, hablo de James. Desde el incidente que ocurrió hace 8 años. James se volvió parte de la familia, no solo con mis padres. Es como como un hermano mayor, tanto para mí como para Chris. A veces pienso que hice para merecer el gran cariño de James.
Actualmente estoy en el comedor con mi familia, incluyendo a James. Están cantándome la tradicional canción de cumpleaños.
—Bien ______, que se siente que cada día te hagas más vieja. —dijo James.
Siempre, siempre... me lo dice, cada que cumplo años. El siempre luce bien, como sino envejeciera. A veces pienso que es un vampiro o que ha hecho un trato con el diablo pero esas anomalías no existen.
—Ya, Señor Juventud. —me burle —Viviré por siempre y para siempre. —trate de imitar su voz.
—Jajá. —rio con sarcasmo —Aunque.... pensándolo bien, me queda ese apodo. —sonrió.
Siempre que pone esa sonrisa, me dan ganas de golpearlo. No es personal pero es como una necesidad.
—Anda, golpéame. —puso su típica mueca en el rostro y sonrió.
Mis padres y mi hermano solo miran nuestra escena con gracia.
—No.., hoy es mi cumpleaños y no quiero muertos.
🌟 2 años más 🌟
La costumbre de tenerlo cerca o a solo unos metros de distancia, hacía que sintiera algo más que cariño. Podría decirse que.... "amor". Sé que no debo hacerme ilusiones, porque estoy segura que solo me ve como su hermana menor. Ya que solo tiene un hermano, trato de hablarlo con él, pero simplemente evade el tema. Solo debo suponer que no tienen una buena relación familiar.
El timbre que anunciaba la salida se hizo presente por todo el colegio. Como siempre, James me esperaba apoyado en su auto. Vestía un jean negro, camisa blanca y sus típicas converses.
James era el tipo que cada chica quisiera tener de novio... digo esposo. Con solo ver una sonrisa en su rostro, mi día mejora. Parece exagerado pero yo lo siento así.
Un chasquido de dedos frente a mí, me hizo volver a la realidad.
James me miraba extraño.
— ¿Te pasa algo? —preguntó.
— ¿Ah?.. No, no, nada... porque?
—Por qué, apenas me viste te quedaste quieta mirándome con tu cara de psicópata.
Enserio hice eso. Dios, mátame.
—Solo... estaba pensando. —dije.
— ¿Y... Tenías que mirarme? —rio. —Admite que te gusto.
¿Qué?
—No, no... no me gustas. —me miro confundido. —No es que no seas guapo, digo, si lo eres pero no eres mi tipo. —dije excusando rápidamente.
— ¿Okay? —respondió aún más confundido. — ¿Vamos por un café? —asentí.
Nos subimos al auto y nos dirigimos a la cafetería que quedaba a solo dos cuadras de mi casa. Llegamos, James me dijo que podía ir adelantándome y pedir nuestros cafés, mientras el aparcaba su auto. Me dirigí adentro y escogí una mesa adyacente a la ventana. El mesero vino a tomar la orden y solo le dije dos capuchinos y dos panqueques. Uno de arándanos, para James y para mí, uno de naranja.
Mientras esperaba a James, me pude a pensar en que hubiera sido de mí. Si James no hubiera estado en pleno secuestro, seguro estaría metida en "Trata de blancas" o aun peor, muerta. No quiero ni pensar en eso pero siempre acabo recordando esa horrible situación.
— ¿Otra vez? —la voz de James, me saco de mis pensamientos.
— ¿Qué?
—Estas... tan metida en tus pensamientos, que a veces dudo de mi decisión. —resopló.
— ¿Decisión? ¿Cuál decisión, James? —no entendía nada.
—Mis padres... me llamaron para que vaya a visitarlos, dijeron que aún me quieren.
—Pero... deberías estar alegre, digo, tus padres aun te quieren.
—Ellos no me quieren, prefirieron a mi hermano antes que a mí. —un nudo en su garganta. —En realidad, no sé por qué tan inesperadamente me quieren con ellos.
—Seguro quieren corregir el error que cometieron. —dije, dándole ánimos para que no se resintiera más.
—No!.... Ellos no quieren corregir nada, tengo unas hipótesis. Pero prefiero que ellos me lo digan.
—Eso significa...
—Que me iré. —dijo mirándome. —Eso es lo peor, mis padres no viven en Bradford. Ellos viven en Mullingar. —tomo aire. —No quiero dejarte sola. —estiro sus manos hacia mí y las juntó.
—No te preocupes por mí. —mire nuestras manos. —Solo arreglen las diferencias que tengan y logren ser la familia que antes fueron.
—Gracias... enserio gracias.
—No tienes que agradecer, es lo que cualquier amiga haría por su amigo.
—Pero, tú no eres mi amiga. —lo mire. —Eres más que eso, eres como mi hermanita. —sonrió.
Definitivamente estoy en la friendzone. "Joder"
—Yo también te considero mi hermano. —odio esas palabras.
—Sé que esto es precipitado pero... me iré mañana en la mañana.