El marinero detiene a las personas a la fuerza y les nárra su experiencia terrorífica y alucinánte. En ésta ocasión sera un joven el elegido, y éste sera detenido por el anciano precísamente en el momento que el joven se dispone a ir, junto con dos compañeros más, a una boda.
El marinero le narra que una vez que su barco, tripulado por él y varios marineros, cruzó la línea del Ecuador, fue empujado por una tormenta hacia el Polo Sur.
Estando el barco ahí, en el Polo Sur, llendo a la deriva con frío y niebla, la cual impide la visibilidad, la tripulación recibe con alegría la visita de un albatro.
El albatro, ave de buen agüero, da buena suerte al barco y guía a la tripulación y al barco hacia el norte.
Sin embargo, contra toda hospitalidad, el anciano marinero mata a el ave de buena suerte. En ese momento, los compañeros de tripulación del anciano marinero claman en contra de él. No obstante, cuando la niebla desaparece y el peligro también, la tripulación justifíca la muerte del ave, haciéndose así cómplices del crimen. Como un acto de protesta, los tripulantes cuelgan en el cuello del marinero el pájaro muerto.