Okay

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Menos mal que me puse mi sudadera antes de salir del aeropuerto, porque al poner un pie en la calle las  nubes descargaron toda su furia. Pedí un taxi y di la dirección. 

New York había sido una experiencia increíble pero tenía que reconocer que echaba de menos Inglaterra. Me dedicaba a ver como las gotas hacían carreras entre ellas por el cristal. Cuando le presté atención al paisaje no pude evitar sonreír. Las nubes de diferentes tonos grises adornaban el cielo, mientras que la gente caminaba por las calles londinenses con sus paraguas llamativos, creaban una imagen preciosa. No pude evitar querer fotografiarlo. Saqué mi Nikon, que siempre va conmigo y cubrí la parte superior de la cámara con la bufanda que traía puesta para que no se mojara demasiado y bajé la ventanilla. Saqué un par de fotos y con el movimiento del coche daba una perspectiva increíble. Un semáforo en rojo hizo que el automóvil se detuviera, del lado izquierdo (donde yo me encontraba), se encontraba en la acera un niño saltando en un charco.

El pequeño iba vestido con un sombrerito amarillo pollo de lluvia, con botas a juego, un jersey color verde y encima un peto que le quedaba realmente bien. Sin pensármelo dos veces, saqué de mi cartera el dinero que llevaba del recorrido y bajé del coche 5 seg antes de que el semáforo pasara a verde y corrí hacia la acera donde se encontraba el niño, que había parado de saltar y me miraba extrañado, igual que el taxista que siguió su camino después de decirme de todo menos "bonita".

Una mujer se acercó al niño y ese era el momento de actuar.

-Disculpe, puede sonarle raro pero me gustaría hacerle unas fotos a su hijo mientras salta en el charco, como hace unos minutos- no me iba a ir con rodeos, ya que no llevaba paraguas y me estaba empapando.

-Okay- contestó ella, parecía ilusionada se podría decir.

El niño me observaba, ahora que lo tenía cerca podía ver sus enormes ojos grises, que le hacían juego con su pelo negro azabache, sin duda, un niño muy hermoso y llamativo. Le regalé una sonrisa sincera, y el me la correspondió. 

Su madre apareció tras de mí, con un paraguas transparente y me cubrió de la lluvia, se lo agradecí y saqué la cámara. El niño saltaba, con alegría y yo me contagiaba de él. Mucha gente se paraba a observarnos, algunos incluso, nos hacían fotos. Le pedí al pequeño Eric que me mirara para una última foto. Tenía la nariz y los mofletes colorados, el sombrero se fue a tomar viento en la sexta foto, por lo que su pelo se encontraba totalmente empapado y revuelto, gotas pequeñas resbalaban de sus mechones y hacían un pequeño camino por su rostro hasta perderse en el encharcado suelo, otras eran más afortunadas y se quedaban en el borde de su nariz o en sus largas pestañas. 

Después de la divertida e improvisada sesión de fotos, le pedí el correo a la madre de Eric y le avisé que en un par de días le mandaría las fotografías. Me despedí de la familia y me dirigí a un café que se encontraba cerca, allí me mantendría en calor y si pronto dejaba de llover, me dirigiría a mi destino.

Un sonoro tilín se escuchó en el establecimiento cuando abrí la puerta, como era de esperar, nadie reaccionó y me dirigí a una de las mesas cerca de las ventanas gigantes que daban a la calle. Dejé mi cámara en una silla a mi izquierda y esperé a dar la orden al camarero.

-¿Qué desea la señorita?- un joven vestido con una camiseta blanca de manga larga pero fina, debido a la calefacción del local, unos pantalones negros bastante holgados y el típico delantal negro esperaba a que le dijera mi pedido. Al fijarme en su rostro, no pude contener mi alegría.

-¡Paul!- me levanté y lo abracé por la cintura, ya que no llegaba a su cuello debido a los centímetros que su persona me sacaba, y no eran pocos precisamente. Caray, no recordaba que fuera tal alto.

-A...¿Alex?¿Qué haces aquí?¿No estabas en New York?¿Por qué has vuelto?

-Yo también me alegro de verte, Paul.-dije sarcástica.

-Perdona, no te esperaba por aquí, y de verdad que me alegro de verte-dijo arrepentido y me besó en la cabeza a modo de disulpa- en un par de horas acaba mi turno, espérame y te vas conmigo a casa.

-Okay.-volví a sentarme en mi sitio y contemplé la calle, no me hacía falta darle la orden, él perfectamente sabe lo que me gusta.


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⏰ Última actualización: Oct 10, 2015 ⏰

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