#1.

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Le di vuelta a la llave y entré, observé el lugar... Tan vacío, tan solo sin él. Vi los libros que estaban en la repisa detrás del mostrador, llenos de polvo, pero a la vez tan llenos de vida. Nadie los había tocado desde la muerte de la persona más maravillosa, la persona a la que más había amado, y amaré, Mateo. Yo no quería siquiera verlos, pero tenía que hacerlo. Percibí el aroma de su perfume, y sus recuerdos seguían flotando por todo el lugar, algo obvio, ahí pasaba tardes y noches enteras.

- Son sólo libros - Le decía yo para hacerlo enojar.

- No son sólo letras y páginas, amor - Me decía con ternura mí prometido Mateo – Hay magia dentro de ellos.

Pero yo no creía eso, y si me hacía cargo de su librería era sólo porque la soledad me estaba matando y ahí sentía que él seguía conmigo. Me dispuse a limpiar, acomodar los nuevos títulos en su lugar y a cambiar el cartel de "cerrado" a "abierto".

La gente empezó a llegar, niños comprando cuentos, sus madres comprando novelas, y todos con una sonrisa en el rostro. Me asombraba ver como un simple libro parecía alterar sus emociones y hacerlos más felices.

De pronto, un hombre mayor se acercó hacia el mostrador y me preguntó:

- Disculpe, ¿es usted la señorita Alessandra?

Yo me le quede viendo tratando de reconocerlo y le respondí:

- Si...Mucho gusto, ¿Qué se le ofrece?

El hombre con una sonrisa dulce pero triste me dijo:

- Lamento mucho lo de su prometido - agachó la cabeza y luego continuó – Era un gran hombre, y me hablaba mucho de usted.

- ¿Eran ustedes amigos? – Pregunté, aguantándome las ganas de llorar. Siempre que hablaban de él sentía un vacío en mi interior.

- Nos conocimos muy poco, pero nuestra amistad durará para siempre. El cambió mi vida. Yo venía aquí muy seguido, un día Mateo me dijo que tomara un libro de los que están detrás de usted – dijo el hombre señalando el estante. – Me pidió que lo leyera con una condición, que escribiera notas al principio del libro o subrayara alguna frase si me gustaba, y así lo hice, venía todos los días a leer aquí con él, y así es como de repente todo empezó a cambiar, y al finalizar el libro, mi vida cambió.

- ¿Cómo? – Le pregunté yo incrédula.

El hombre sonrió y me dijo: - Creo que eso le toca descubrirlo a usted – y sin decir más, salió de la librería. Corrí tratando de alcanzarlo pero no pude y regresé frustrada. Agarré todo los libros que estaban en el estante y los puse en el mostrador, empecé a abrirlos y todos tenían notas, frases subrayadas y hasta pequeños dibujos, pero algo me llamó la atención, había libros que no tenían final.

-¿Qué clase de libros son estos?- Me pregunté enojada. ¿Cómo eso podía cambiar la vida de alguien?

Cerré los libros pensando que el señor me había jugado una broma, pero de pronto una frase me llamó la atención. Y no era lo que decía, simplemente algo me gustaba de ella, así que toqué el papel y acaricié la frase. Cerré los ojos y cuando los abrí...

Un final diferente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora