Ya no estaba en la librería, miré a mí alrededor y no reconocí el parque en donde estaba. ¿Qué había pasado? ¿Qué hacía yo aquí? Lo único que tenía en mis manos era el libro. A lo lejos pude ver a una mujer sentada en una banca, estaba llorando desconsoladamente. Me sentí muy mal al verla así, sufriendo, ver sus lágrimas y recordar cuando yo lloraba así todos los días, quise acercarme pero no podía moverme, mis pies se mantenían fijos en el suelo, mi desesperación empezó a crecer y como un instinto natural di vuelta a la página.
De pronto todo empezó a cambiar, la mujer se veía más feliz conforme iban avanzando las paginas, hasta que en la última, una hermosa sonrisa en su rostro iluminó mi corazón. Cerré el libro y volví a estar de nuevo en la librería. No entendía nada. ¿Cómo es que había podido ver todo eso? Algo extraño estaba pasando. Observé el libro que sostenía en mis manos, fui hasta la última página y leí el "vivió feliz para siempre", y justo debajo estaba la firma de mi prometido...
¡La firma de Mateo! ¡Él había escrito el final del libro! Pero no sólo un simple final, ¡había hecho un final feliz para una persona de carne y hueso! No podía creerlo. El había visto a esa muchacha sufrir a través de las notas y decidió escribirle un final feliz. La había ayudado. Tal vez él quería que yo supiera esto, y siguiera con lo que había empezado, pero ¿Cómo? Yo no sabía nada de libros, no sabía escribir. ¡Ni siquiera me gustaba leer! La cabeza me daba vueltas. No podía hacer nada al respecto. ¡Era una locura! Pero aun pensando en lo extraño del asunto, algo en mi corazón me tentaba a descubrir más, así que agarré otro libro, con portada café y la mitad de las hojas en blanco, un libro que no tenía final, lo abrí con miedo, cerré los ojos y suspirando toqué la nota que estaba escrita en el papel...
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Un final diferente.
Short Story"Le di vuelta a la llave y entré, observé el lugar... Tan vacío, tan solo sin él. Vi los libros que estaban en la repisa detrás del mostrador, llenos de polvo, pero a la vez tan llenos de vida. Nadie los había tocado desde la muerte de la persona má...