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Cuando los abrí estaba en una casa muy grande y hermosa, las paredes llenas de fotos, portarretratos de unos jóvenes felices tomados de la mano, y luego, un espacio vacío en donde tendría que estar un cuadro mediano. Caminé más y pude ver a un muchacho acostado en un sillón, su mirada se veía triste y perdida. Sostenía una foto y la abrazaba contra su pecho. De repente pude escuchar sus pensamientos. "¿Por qué me dejaste? ¿Por qué tuviste que morir? ¿¡Porque!?"

Se me rompió el corazón al escuchar eso y una desesperación inmensa se apoderó de mí. No había nadie más en el cuarto, pero sabía que aunque estuviera lleno de gente, el seguiría triste, porque le hacía falta una persona en especial, y yo conocía esa clase de soledad.

Quería ayudarlo, entendía su dolor, pero ¿Cómo? El había perdido al amor de su vida, ¿Y yo que podía hacer al respecto? Que puede hacer alguien para sanar una herida tan grande. Nada. La única persona que podría hacerlo feliz de nuevo, ya no estaba, se había ido para siempre, y no había vuelta atrás. Nunca más ella le podría decir cuanto lo quería, o abrazarlo fuerte por última vez... Nunca más Mateo podría ayudarme cuando sufriera, o cuando no supiera que hacer, justo como ahora. Y entonces comprendí. Cerré el libro y de pronto volví a estar en la biblioteca. Tenía que escribir un final para el muchacho, quería que fuera feliz, que dejara ese dolor a un lado. Así que agarre una pluma y empecé a escribir, me parecía gracioso ver como la tinta se volvía parte del libro, como si siempre hubiera estado ahí.

Y conforme el atardecer iba cesando, la inspiración crecía. Esperaba lograr ayudarlo, pero, ¿un simple libro lo lograría?


Un final diferente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora