-¡Inku! ¡Que llegas tarde a clase!
-Lo sé.- Le digo bajando por las escaleras con un chándal puesto.
-¡Pero Inku! ¿A qué a venido ese cambio?
-¿Qué cambio?
-¡Pues que siempre se te pegan las sábanas!
-Ah, eso. Pues nada. Ciudad nueva, reglas nuevas.
-Bueno... vale. Desayuna rápido que no llegas a clase.
-Vale mamá.
(Justo cuando estaba a punto de salir por la puerta...)
-¡Espera Inku!
-¿Qué pasa ahora mamá?
-Toma.- Dice dándome una pistola de tinta.
-¿Y para qué quiero yo esto?
-Lo necesitarás, hazme caso.
-Bueno vale, ¡hasta luego!
-¡Ten cui...! (Plom...) ...dado.
Y justo en ese momento entendí para que era la pistola de tinta.
-¡Para ir como calamar!- Y me puse a disparar y a convertirme en calamar para ir más rápido hacia el colegio.