Hola, mi nombre es Summer. Soy un lobo de 1.75 cm de alto, complexión normal con ojos y pelaje de color marrón. Me gusta el fútbol y me considero gay desde la adolescencia. Tengo 20 años de edad, soy amante de la música pop, el furry y las películas.
Quisiera compartir detalladamente la historia de cómo me enamoré del chico más encantador que pude haber encontrado jamás. Todo comenzó cuando de repente comenzó a existir en mí un interés de ir al gimnasio. Fue justamente en aquel gimnasio donde conocí a Winter quien es un lobo de pelaje blanco y ojos verdes, por lo que me contaron antes de ir a ese lugar, era proveniente de los Estados Unidos desde hace 6 años. Él mide 1.80 cm de estatura sino es que me podría equivocar ya que se nota que es enorme en tamaño. Además, tiene 30 años de edad, cuerpo definido, abdomen marcado a simple vista cuando usa playeras ajustadas y una gran sonrisa que resalta su hermosa dentadura. ¡Me encantaron sus colmillos divinos! A pesar de ser americano habla muy bien el español pero lo que no contaba era con que él era el dueño e instructor del gimnasio también. Justo un lunes por la tarde, él fue quién me dio la bienvenida a tan interesante lugar justo al llegar.
—¡Bienvenido, joven lobo! ¿En qué puedo ayudarte? —dijo de manera cordial estrechando su mano.
—Pues, verá... quiero ejercitarme. Quiero verme bien, en buena forma y mantener un estado saludable —le respondí ante su manera de recibirme.
—Viniste al lugar indicado. Será un placer para mi ayudarte, amigo. Me presento, soy Winter —decía de manera amena y en un ambiente que generaba confianza.
—Muchas gracias, señor Winter. Mi nombre es Summer —respondí a su amabilidad estrechando su mano.
—Tienes un lindo nombre. Déjate de modestias Summer, solo llámame Winter —dijo él en una leve risita para luego mirarme y preguntarme algunas cosas.
—Muchas gracias, Winter.
—¿Habías estado en un gimnasio antes? ¿Te gustan los ejercicios? —preguntaba él con curiosidad.
—Ehmmm... no, no había ido a ningún gimnasio antes. Y sí, me gusta ejercitarme las veces que puedo.
—Espero que te guste el lugar y la atención también. Aunque tengo un par de trabajadores que me ayudan, me gusta atender a las personas que también llegan acá.
—Puedo notarlo y gracias, jeje.
Luego de terminar nuestra presentación comenzaron los ejercicios. Para mí fue algo mortificante, sentía que no resistiría más debido a que no pensé que fuese tan duro el primer día.
—¡Vamos Summer, tú puedes! Solo una flexión más de las que te hacen falta. Llevas una, te faltan veintinueve más.
No me di por vencido y aunque terminé muy extenuado, lo logré. Hice las treinta flexiones de pecho que Winter me había pedido pero fue algo difícil para empezar.
—¡Al fin, termine!... terminé adolorido Winter, me duelen los brazos y los hombros.
—A pesar de que te quejabas, lo hiciste bien jajajaja —dijo riéndose a carcajadas.
—Me alegra haber terminado. Me sentí morir. Debo irme ya Winter, nos vemos mañana.
—Descansa, lobito —respondió al despedirnos.
Desde que comencé a asistir al gimnasio desde ese día han pasado exactamente 4 meses y ha nacido un interés por Winter en mí. Sé que él es un lobo fuerte, amable, educado y atractivo. Además, me gusta ir por la noche cuando él tiene menos gente en el horario de 20:00 a 21:30 casi cuando él estaba por cerrar y así se que me dedica más tiempo porque estoy solo. Así que quise confesarle lo que sentía porque ya no podía contenerlo más. Pasados, tres días luego de este tiempo, encontré a Winter algo enojado.
ESTÁS LEYENDO
Nuestra primera vez
NouvellesEsta historia trata sobre Summer y su interés por mejorar su físico, así que decide visitar un gimnasio en el cual conoce al dueño del mismo llamado Winter y que posteriormente será su entrenador y su mejor amigo. Además, esta es una historia en la...