- Henos aquí, el castillo de Levixar- dijo Robert abriendo la puerta del carruaje para que los niños y el rey pudiesen bajar.- Martha les mostrará el camino hasta sus habitaciones, mientras tanto, yo estacionaré este cacharro.
Los gemelos Wikrew siguieron a Martha, una señora mayor( lo podías deducir por sus cabellos que habían perdido color y brillo) quien ataviada de un traje de mucama muy elegante, los condujo por el castillo.
Vacilaron un momento, el castillo era enorme y la decoración, muy medieval y extravagante; entre la decoración destacaban un enorme candelabro que colgaba del centro de la habitación principal, el suelo que estaba cubierto por alfombras rojas e hipoalergénicas, y la armadura de un caballero de aproximadamente dos metros que se hallaba a un lado del comedor.
Martha los llevó a una habitación al final del pasillo y les dijo que esa sería su habitación, habitación que ambos compartirían; pues según dijo, ya estaban ocupadas las demás habitaciones.
Se miraron asombrados, no por el hecho de compartir habitación, pues antes ya lo habían hecho, y a veces incluso dormían con su madre todos juntos en una misma cama; se asombraron por la magnificencia de su nueva habitación, la decoración era mitad femenina y mitad masculina, pensaron que seguramente el rey había decretado que sería necesario marcar una división de la habitación, asi no tendrían que discutir por el espacio.
-- Esto es genial.-- dijo el niño saltando en la cama de dos plazas y sus cabellos blancos se levantaban ligeramente con sus movimientos.
El aroma de la habitación era sublime, de cada lado había de la habitación una bandeja de bocadillos entre dulces y salados que se encontraban a su completa disposición, y nadie les reprendería por tomarlos sin permiso.
Martha se fue y dejó a los gemelos saborear la exquisitez de los bocadillos, que supuso por el brillo de los ojos de ambos seguramente no habían probado antes.
. . .
Los sollozos de su hermana levantaron a Steve del profundo sueño en el que se había adentrado una hora antes; la vió ahí, sentada al borde de la cama con su larga cabellera blanca suelta y tan sumida en el llanto y melancolía, que no advirtió que había despertado a Steve.
-- ¿Te sientes bien Latika?.-- preguntó Steve, preocupado.-- ¿Por qué lloras?.
-- Hecho de menos a mamá hermano.-- respondió la niña secándose las lágrimas con su muñeca y mirando a su gemelo.
-- También yo la extraño, ha sido difícil la despedida, pero ¿sabes?, nos tenemos el uno al otro y no olvidaremos a mamá pase lo que pase.
-- Tienes razón, mamá no querría que estemos tristes. Desde ahora debemos cuidarnos siempre las espaldas, pues solo nos tenemos el uno al otro.
-- Yo te cuidaré con mi vida Latika, porque eres mi hermana pequeña y te amo.
-- Solo eres mayor por minutos.-- sonrió la niña.-- Siempre nos protegeremos hermano.
-- Siempre juntos, pase lo que pase.
Ambos se abrazaron y retomaron su siesta.

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Sangre Divina
FantasyLos libros cuentan la historia de un reino, creado por tres poderosas diosas: Evima, Lausek y Námiqa, que antes de ser reducidas al polvo por la tristeza de ver a su creación destruirse en una guerra por el poder, dejaron sus lágrimas caer y dieron...