─ Si te doy esto, ¿Sabes qué debes hacer?
Y eran tres gramos y medio. Desde las tres hasta las seis, cuando mi madre creía que estaba en la universidad, yo estaba traficando.
Voy camino a casa de un amigo, con los gramos en una bolsa. Entro a su cuarto y está sorprendido por lo que ve, estoy armando todo y lo guardo en su habitación. Tiene una cara de sorpresa, mientras tartamudeando me dice: "Lo-lo-lo... preparamos y lo empaquetamos, ¡eres... un cabrón!". Así es como se empieza, le respondo. Y es que en esto, se pueden hacer mil dólares en un día y tú día flojo es cuando solo ganas cien.
Son las cinco y salgo para el callejón del crack, en Jamaica Queens. Todos me miran y es algo conformidable, porque nunca antes había tenido tanta atención. Todos saben a lo que vengo, pero... no venían por droga solamente, también venían por mí. Se me abalanzan uno tras otro y me golpean, no veo la luz solo a todos esos descabellados negros pateándome. De repente, escucho tres disparos, todo el mundo corre.
"¡Boo-Boo!", me gritan desde una motocicleta. Boo-Boo era el apodo por el que todos me conocían por ser negro y por ser bajo, ya que siempre los negros somos tomados al bajo nivel.
Mire a ese negro encima de aquella motocicleta, casi no podía reconocerlo. "¡Boo-Boo!" me sigue gritando pero casi no reacciono, se baja de la moto y camina hacia a mí. Me sorprendo de inmediato...
─ ¡Steel!, ¿Qué mierda haces aquí?
─ Negro tonto, sabes que siempre he estado aquí ─ Me dice mientras me toca el corazón.
A Steel lo conocí en un centro de rehabilitación, los dos escapamos de ahí y el siguió por su parte. Estuve ahí por lo menos un mes y llegue ahí por llevar cien gramos de heroína a la escuela, no estaba nada mal además nunca estuve satisfecho con el uso de las drogas. Te enseñan un programa de 12 pasos y tuve que actuar como si realmente me importara salir, funciona si crees que va a funcionar "Hola, mi nombre es Jackson Clyde y soy adicto".
Steel me toma la mano y me ayuda a levantar, me da un abrazo de esos sin final. Caminamos hacia la motocicleta, mientras me pregunta:
─ ¿Qué hacías metido entre esos lobos?
─ Vender, para vender hay que arriesgarse ¿no?
─ Te hubieran podido matar, ¿No crees?
─ Hey! negro soy un comerciante y debo ser agresivo, muy agresivo.El negro se queda callado y sube a la motocicleta pero antes de arrancar, me da su arma y me dice:
"Si quieres vivir de esto, tienes que conocer como se hace". No digo nada, ya se lo que va a pasar. Vamos camino a la West Coast el barrio enemigo, además de ser el enemigo es el expendio más grande de droga en New York.
A 120 K/H por la autopista central, esquivando autos y recibiendo aire en mi cara. En menos de quince minutos, estamos en la entrada de la West Coast... "Algunos negros van a morir esta noche" me dice Steel delante de mí. Con esa frase me doy cuenta de quién es el objetivo, el asesino de mi hermano. ¿Cómo lo sé? Bueno... Steel conoció a mi hermano en la West Coast, mi hermano traficaba allí y Steel era como su mano derecha, Steel tiene la misma edad que tendría mi hermano si siguiera con vida. Se detiene, da la vuelta y me mira fijamente, su mirada es desafiante:
─ ¿Nervioso? ─ Me pregunta mientras se roza las manos.
─ ¿Qué pasa tío? Ya sabes cómo lo hacemos ─ Le respondo, mientras recuesto mi mano en su hombro.
─ ¿Juntos?....
─ Siempre y para siempre, pase lo que pase negro
Nos abrazamos y era raro pensar que hace unos treinta minutos estaba vendiendo algunos gramos y ahora iba a asesinar a alguien. Todo sea por acabar con ese negro que se cago mi vida, recargo el calibre 45 que Steel había heredado de mi hermano, los dos aceptamos esto... Steel arranca y a muy pocas cuadras está el objetivo, Steel baja la velocidad antes de llegar..."¡Hijo de puta Double R, Richie Rich!" Se voltea y solo alcanza verme, tres disparos a su pecho. El negro cae al suelo, Steel se detiene y bajo de la motocicleta mientras le apunto al negro tirado en el suelo, lo miro fijamente apuntándole su mirada me pide a gritos que no lo haga... Se me sale una lágrima "¡Hijo de Puta!" y le descargo tres más. En mi mente pasan los recuerdos de mi hermano, después del éxito viene la avaricia, no lo olvides nunca.
Subo a la motocicleta y Steel acelera, llevo el arma en mi mano derecha y en mi mano izquierda un puñado de sentimientos que quiero desatar. Vamos de vuelta a Queens y me siento libre, no como un asesino más bien siento que puedo ser yo, porque soy fiel a mí mismo no me tengo miedo. Llegamos en un instante, cierro los ojos y respiro fuerte. Steel se detiene unas cuantas casas antes de la mía, se baja y me da un abrazo quizá una lagrima se alcanza a escapar.
─ Alza tu cabeza negro, has sufrir a todos esos hijos de puta. De ahora en adelante, todos los ojos van a estar en ti ─ Me dice al oído ─ Quédatela! ─ Añade mientras se aleja.
Agacho mi cabeza, guardo el arma y le oro a Dios en silencio esperando que me escuche. "Ave María, atrápame si me voy..." Un nudo en la garganta me amarra todo el dolor y no me deja llorar, miro al cielo y lo recuerdo a él. Voy camino a casa, entre el olor a Cocaína y LCD vuelvo y repito, "Negro, atrápame si me voy".
Llego a casa, hoy no vendí nada y mama está calentando las sobras que en el trabajo le dan, me da su bendición y sigo hacia mi cuarto. Miro el arma fijamente y me desato a llorar, no puedo creer que no este y no estoy llorando de miedo, más bien de felicidad con sed de tener a mi hermano de vuelta.
Escondo el arma en un cajón y me tiro sobre la cama, me paso las manos por la cara y los recuerdos vuelven. De ahora en adelante todo cambiara y quizá no seré yo de nuevo, sino una sombra de mi pasado y una frase más de una historia que no ha acabado. Lo dejo de pensar por un instante, me quito la ropa y entro a la ducha tomo un baño, que sirve para disimular las lágrimas. Esta frio y no quiero ni siquiera comer, no me importa nada ni siquiera yo. Salgo de la ducha y me seco, me tiro de nuevo a la cama y cierro mis ojos. No hay más que pensar sino dormir y esperar lo que mañana pueda pasar.
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RUNNIN'
RomanceAtrapados en este mundo de pecado, nacidos como hijos del ghetto criados en esta tormenta. Nuestra infancia, recuerdo las lágrimas. Mi corazón atado con veneno, fumando y bebiendo cerveza. Padre perdóname, nunca abandonas a un negro, te quiero en ne...