—¡Sabine! —sonrió Joaquín trotando suavemente para alcanzarme en mi camino a la escuela.
Sonreí con algo de desdén y seguí caminando.
Conversamos todo el trayecto sobre aquellas cosas rutinarias que ocurrían en su vida, en la mía.
Parecía estar distraída, estaba consciente de eso, pero le presté atención a cada una de sus palabras
Al dar el primer paso dentro del territorio escolar, el chico de gafas procedió a despedirse y separarse de mí, yendo con su grupo de amigos.
Caminé sin prisa hasta nuestro salón, en el tercer piso. Al llegar, la profesora no había hecho acto de presencia.
Una muchacha de cabello corto y rojizo hacía un gesto entusiasta señalando mi asiento, ubicado detrás del de ella.
Le sonreí para agradecerle y me senté, mirando sus incontrolables rizos escaparse de su coleta.
De improviso se volteó, haciendo volar su cabello y rozándome la nariz.
—¿Te has enterado de lo nuevo? —preguntó, se podía notar el entusiasmo saliendo por sus poros. Seguramente tenía alguna cosa descabellada y probablemente falsa que contarme—. ¡He oído de Janet, que en esta clase hay... ¡no me lo vas a creer!
¿Qué podría ser esta vez? ¿Uno de los chicos era en secreto un espía del gobierno coreano? ¿Una de las chicas en realidad tenía treinta años?
Valentina se acercó y colocando sus manos alrededor de su boca para mantener lo que sea que fuere a decir entre nosotras dos, entonces susurró:
—Un a-se-si-no.
Su cálido aliento junto a aquellas sílabas que había pronunciado enviaron un millón de escalofríos a través de todo mi cuerpo.
—¡¿Q-... —exclamé, lo suficientemente alto como para Val me tapase la boca con su mano.
Lentamente la fue retirando mirando a los lados precavidamente, permitiéndome hablar.
—¡¿Qué?! —susurré esta vez.
—Como oyes —comentó con su cara de "¡esto es lo mejor que he oído en años!"—. No sé si sea verdad, ya que últimamente corren tantos rumores que no pasan de ahí: de rumores; pero... Julián y Oriana no han vuelto desde hace un par de días ¡prácticamente cuando todo el rumor comenzó!
Val normalmente dice cosas sin fundamento alguno y que la mayoría de las veces terminan siendo mentira.
Lo que diferencia esta ocasión de las demás, es que la tensión se siente en todo el salón. La preocupación se muestra dibujada en los rostros de varios alumnos, inclusive de la maestra, que suda y nos da los buenos días con cierto nerviosismo.
Unos minutos después, la clase aún sin empezar, un joven con sonrisa de comercial pasa por el umbral, disculpándose con la profesora, a lo cual esta solo asiente.
Aquel joven de ojos luminosos y piel bronceada lleva por nombre Zaeth.
El portero y principal candidato para ser el capitán del equipo de fútbol.
El chico que tiene múltiples talentos y es capaz de tantas cosas sigue siendo un caballero a pesar de todas las cosas.
Al verlo, mis manos cosquillearon, mi estómago volvió un horrible revoltijo los antojos de medianoche y mi corazón latió fuerte.
Noté que un asiento más estaba vacío en el salón.
Ese asiento corresponde a Carlos Bermúdez, el defensa del equipo de fútbol.
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La clase 84.
Cerita PendekEn la clase 84 hay romances, como en todas las clases. En la clase 84 hay estudiosos y flojos, como en todas las clases. En la clase 84 hay chismes, leyendas y realidades, como en todas las clases. Y en la clase 84 también hay un asesino. ¿Qué no ha...