Capítulo VI

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Mi pecho sube y baja ansiosamente a la espera de la llegada de él, el que ahora parece ser la salida para el final de esta travesía que sólo se ha basado en tristezas y desgracias.

Muchas personas me preguntan, cómo algunas veces suelo ser tan negativa en algunas situaciones, y es que, ¿cómo ser positiva cuando todo lo que ha pasado por mi vida han sido malas experiencias?

De igual manera, al ver que mi vida ha tenido tantos tropiezos, intento ser de una persona positiva y alentadora (tanto en mis propias situaciones como en aquellas que son ajenas a mi) de lo contrario, ya yo estuviese bajo tierra, quizás una lápida más se agregaría al lado de las de mis padres. Porque, tantos pensamientos negativos te van encerrando en una esquina sin salida, de tal forma que una vez estando en ella, es difícil salir de allí.

La voz de Lucianne me saca de dentro de mis pensamientos – Dallas, siempre puntual – dice, dirigiendo su mirada hacía el reloj de pared – ¿Llevando hoy tu atuendo favorito, no? Sólo lo usas en ocasiones que puedan ser clasificadas cómo especiales- Dejé que mi silencio y la pequeña mueca que se formaba en mi rostro a la que en estos momentos puedo llamar "sonrisa", hablaran por mi- Ya he entendido- respondió Lucianne – Toma asiento en una de las mesas- señaló- de seguro tu pretendiente ha de venir en camino.

Seguí sus instrucciones, casi inconsciente de lo que me rodeaba "2:02 de la tarde" fui directamente a la mesa en dónde David y yo habíamos cruzados nuestras primeras y más recientes palabras. Mis manos se aferraban entre sí, estrujándose para entre ellas poder drenar las ansias y nervios que mi cuerpo entero estaba sintiendo en ese mismo instante. Por otra parte, mi mente está fuera de sí - ¿Cuándo en tu vida esto te había sucedido? ¿Cuándo te habías sentido nerviosa por encontrarte con alguien?- dije en mi mente que ahora se ha convertido en un centro de interrogaciones frecuentes.

Con Christopher no me había ocurrido esto dado que, sólo lo veía como el gran amigo con el que había pasado mi vida entera, como el compañero fiel de aventuras imaginarias que se habían desarrollado en nuestra infancia, como aquel amigo que estuvo para mí y yo para él, cómo aquella alma que me traía felicidad sin siquiera haberlo pedido, en fin... tantas cosas, pero nunca lo vi como algo más en mi vida.

Dos y tres minutos de la tarde.

Las puertas de la cafetería se abren y la campanilla vuelve a sonar con ademan de anunciar a un nuevo cliente que ahora pasa hacía dentro del café. Pero mis ojos no ven a un cliente más... Era él, era David.

Mis ojos se dan la dicha de poder, finalmente, mirar detalladamente cada facción de su rostro. Un rostro con facciones marcadas y literalmente impecables. Al mismo tiempo, mis pupilas han de sentirse fascinadas ya que unos ojos color miel las miran fijamente. Sus ojos no se quitan de los míos, puedo sentir como nuestra mente y nuestros cuerpos se han de conectar. David se dirige hacía mi, dando pasos firmes, no hay un solo espacio de su cuerpo que indique alguna inseguridad de sí mismo.

Nuevas cosas se han de acercar y han de venir hacía mi o al menos eso es lo que el viento me ha susurrado en este preciso momento. Siento como mi corazón lucha para salirse de su lugar. Quiere salir. Quiere salir de mi pecho, exaltado en búsqueda de algo nuevo, algo que lo haga sentir como lo está sintiendo en este instante.

Buenas Tardes – pronunció con una voz profunda y a la vez cálida acompañada con una sonrisa - ¿Señorita Dallas?- Me levanté rápidamente de la silla y tomé su mano que ya se encontraba a la espera de la mía para poder presentarnos – Si, mucho gusto- estrujé su mano tan cálida como el verano que el ser humano tanto aprecia- Al fin tenemos el placer de presentarnos- dije. Su mirada posada en la mía, esperando a que yo finalizase mi oración para el luego seguir con la suya –El placer es mío- su sonrisa siempre acompañaba cada final de una de sus frases -¿Partimos?- preguntó haciendo un movimiento con su cabeza. Yo no podía siquiera hablar, la situación que mi cuerpo estaba viviendo en ese momento era algo casi irreal, difícil de creer. Lo seguí, antes mirando hacia atrás en dirección a la puerta de la cocina del café, donde Lucianne se posaba ansiosa y con sed de escuchar toda la historia al regresar.

Por alguna razón, la cual por los momentos desconozco, no siento miedo de ir con David.

Debo admitir que a pesar de nunca haber cruzado palabras por con el (a excepción de unas cuantas horas atrás) siento su compañía como la de un viejo amigo, cómo si ya nos conociéramos desde tiempos remotos de nuestra vida.

Ambos vamos en camino hacia la salida, él delante dirigiéndome adónde se disponía a ir y yo detrás de él, siguiendo sus huellas, mirando con atención cada uno de sus pasos. Tomó la puerta por la manilla y la abrió, indicando con su mano por donde debía dirigirme para luego cerrar la puerta detrás de él – Adonde vamos, no necesitamos un vehículo para llegar, iremos caminando y de esa forma también tendremos tiempo para platicar durante el camino-Nos encontrábamos caminando a través de las calles, en compañía de los habitantes que este día, son los testigos de lo que ha de venir.

Mientras íbamos en nuestro camino, tomé un segundo para mirar a David, quién se encontraba mirando hacía el otro lado de la calle, luego posó su mirada en el suelo, para finalmente formular sus siguientes palabras– Adelante señorita Dallas, dígame todo aquello que esté atravesando su mente- dijo mirando a mis ojos, se detuvo para luego seguir -Estoy consciente de que tiene muchas preguntas que realizar-hizo una pausa, miró hacía el suelo de nuevo y luego subió su mirada con una sonrisa- comenzando por aquella de cómo un hombre puede enamorarse de una persona tan rápido sin saber nada sobre ella, sin saber de dónde proviene, o sin siquiera saber su historia o pasado... Usted ha de creer que soy un demente, pero si quiere saber qué piensa un demente sobre el amor a primera vista, entonces le he de responder que sí existe. Sí es posible sentir que se ama a alguien simplemente desde la primera vez en que sus ojos se posan en los ojos de ese ser tan especial – Yo simplemente no tenía palabras para responder. Él tenía razón, esa misma pregunta la había formulado desde el momento en que había dejado la nota en la mesa del café y la ha respondido de la mejor forma posible, sin siquiera un margen de error.

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⏰ Última actualización: Sep 07, 2015 ⏰

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La hija de la desolaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora